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Alicia en acción |
Seguir a los teólogos que, al parecer, tienen la razón en objetar, como todos los licenciados y doctorados en Filosofía, que ellos son los dueños de la plena autoridad para departir, e impartir clases sobre la figura del Dios bíblico y del Dios evangélico, equivale a tomar a todos aquellos que no se han titulado, por ignorantes, cuando ellos, son sólo especialistas en una sola cosa.
La idea de Dios, que es falsa, porque el tema es delicado, equivale a seguir al Conejo Blanco, de Alicia, al País de las Maravillas, que no son tan maravillosas y que, desde luego, no son del todo tan nítidas y de puros conceptos como las defienden. De hecho, si algo sé de Teología o de Filosofía, consiste en que muchos conceptos se han especializado tanto, que la Filosofía ha dejado de serlo. Ha quedado relegada a una serie de incoherencias, y retrasada respecto a las Ciencias. Al mismo tiempo, aún cuando las ciencias tratan de recuperar su espiritualidad, no hacen otra cosa que aumentar el vacío del alma humana. Demasiada tecnología, y demasiado poca ciencia del alma.
La Idea de la existencia de un Dios Único es falsa. Es posible que nos hayamos olvidado del Dios que es el Cosmos en sí. De hecho, el Universo que, en realidad, se trata de una serie de múltiples Universos (Multiverso) no sólo contiene la esencia de esa Entidad, llamada Dios, pero sin duda es más real que las tontás testamentarias o evangélicas. En el momento en el que comprendamos nuestra grandeza, y el nexo común con todas las criaturas y seres del Multiverso, comprenderemos que no somos sólo nosotros, sino que nuestras identidades son comunes. Eso nos hará inmensos.