Entradas Universales

viernes, 28 de febrero de 2014

Finaliza otro mes salpicado de contradicciones

Me refiero a contradicciones políticas. Mientras la oposición niega la mejora, el partido en el poder, el PP, y el extranjero, no para de confirmar que hay mejora, poca, lenta, pero sostenible. Desde luego que ha sido un mes muy castigado. Incluso los carnavales no han alegrado del todo el panorama, porque, para el optimismo, los pesimistas son legión.
Pero la crisis impone sus castigos, y eso es evidente. Un mes que, desde luego, no ha sido del todo agradable, pues los simpatizantes de la izquierda abertzale, se han puesto a imponer sus exigencias, cuando su desarme ha sido una actuación de mal gusto. Un gesto que demuestra que, por una parte, son tontacos, pero diploma cum laude en asesinatos, y por otro, lo bastante estúpidos para tomar por imbécil al pueblo español.
En realidad, a estos desperdicios hubiera sido mejor cortarles la cabeza, porque si les ofrecemos concesiones, insultaremos a sus víctimas, que tienen, los de la AVT, más derecho a vivir que ellos, porque los abertzales ya están condenados, sean libres por tontás, o no.

jueves, 27 de febrero de 2014

Líneas futuras

Esta actriz sí que conoce su futuro
Está acabándose el mes, queda un día para el final. Me pregunto sobre qué podría escribir, y qué razones hay para vislumbrar las palabras, las líneas futuras de la escritura. Escribir es esperar, pero no quedarse atrapado en las misma. Cierto aire de libertad es necesario para que la creación se presente.
Pero tengo una buena noticia: he finalizado la libreta con un poemario que tenía pensado escribir. Ya lo he hecho, y sólo espero las indicaciones de un amigo para empezar a corregir y seleccionar. He ahí, mis líneas futuras.
También he parado la novela, pero no por bloqueo, sino porque he de escribir un capítulo más de esa misma escena o escenas, y ver como se resuelve. Pero, por lo menos, ya he acabado un poemario, el archivo está preparado, virgen, para empezar a llenarlo de los poemas seleccionados.
Os toca hallar vuestras líneas futuras. Recuerdo que, en el Hospital, en cualquier centro de salud, después de un accidente suelen preguntar qué harás en el futuro. Es una pregunta para centrar, pero que a mí siempre se me ha antojado un enigma. Después de un desmayo. ¿qué haré después? No puedo vaticinar el futuro; ni planearlo cinco o seis minutos después, o pasada una hora, pero el futuro se encuentra ahí.
Un hecho es seguro. Es posible planear que se hará en una acción futura, pero casi nunca se conoce el cómo, si el cuándo; pero el cómo es enigmático.

miércoles, 26 de febrero de 2014

Puede suceder

Es cierto, puede suceder que haya momentos en los que la inspiración brilla por su ausencia y que, en ocasiones, no es necesaria, hasta tal punto que, de alguna manera, la situación es terrible, tan terrible, que hay días en los que uno no da con aquello que quiere escribir.
Entonces, se pregunta si merece la pena, mientras los fríos del invierno dan lugar, o darán lugar, a la primavera, y luego, al verano, hasta tal punto, que la situación es, en ocasiones, dramática. Por ejemplo, de repente, como un suspiro, sientes las ganas de escribir, de plasmar alguna teoría, y esperar un milagro, o dos, o ninguno.
Y queda, por de pronto, inspirarse en la belleza y en el sol, esa estrella que aún queda tiempo para que se apague, y que ilumina hasta las sensaciones, y la realidad parece, más brillante, más feérica, y no queda nada, o queda. Escribir es un lugar de contradicciones. Puede ser.

martes, 25 de febrero de 2014

Mucho o poco

A la hora de escribir, la calidad antes que la cantidad. Suele acontecer que hay días en los que merece que escribamos mucho, que pasemos el día en archivos, escribiendo en el procesador de textos hasta aprovechar todas sus ventajas; y que, al exprimirlos, la creación escrita sea de valor.
No hay que abusar. Se ha de escribir cuando se necesite, que sea una necesidad vital. Tan vital como vivir. Recuerdo que hace un par de años, cuando el ordenador sufrió una avería, se me interrumpió el Diario que estaba escribiendo, durante unos quince días, hasta que uno de mis hermanos trajo el Notebook a casa. Entonces recuperé el ritmo para escribir tanto en este blog, como en el Diario, y también, menos mal que recuperé el archivo de los Diarios. Y me refiero a Diarios Personales.
Poco después, la angustia que me invadió en los momentos de carecer del ordenador, desaparecieron y me tranquilizaron; pero supe que quería ser escritor a toda costa, pero sin necesidad de ser conocido. Porque están los escritores que quieren publicar, y aquellos que guardan sus escritos. Después de todo, podría decir como el Sherlock Holmes de la serie Elementary y, a pesar de que algún día regresaré, la relación que mantengo con Watson me equilibra, y que, de momento, no regresaré (a Inglaterra) hasta que no esté preparado, pero que ahora no es el momento.
Desde luego, esperar el momento está bien, y no me importa quedarme en el camino, porque se publican demasiados libros, estamos saturados de información y, por eso, nos estamos convirtiendo, sobre todo algunos internautas, en analfabetos virtuales, porque hay algo más allá del peso digital de la información, más allá de teclear para encontrar o buscar, más allá de nuestra vida virtual en la Red: la vida, que es más poderosa, incluso después de nuestro acabamiento.

lunes, 24 de febrero de 2014

Lecturas y lecturas

¡Cuántas exageraciones! Estamos regresando a la edad de la intolerancia, en donde somos perseguidos por nuestras ideas. O por no tenerlas. No todos los políticos tienen la culpa; pero la intolerancia, que se ha llamado al nazismo y al fascismo, no es del todo exagerada; pero seamos realistas. Muchas libertades nos las recortan los terroristas, y ponen como excusa que se deben a un brote de fascismo. Que yo sepa, en ningún Gobierno se ha matado a alguien, por lo menos, en democracia; tal vez, en el asunto de los GAL, que cayeron dos personas inocentes, por una deficiente información, y un peor servicio de espionaje.
Aquellos que apoyan a los terroristas, los llaman presos políticos a aquellos terroristas abertzales que están encerrados por sus crímenes. De manera que, si se nos coartan las libertades no es para encerrarnos, sino que, como el mundo es inseguro, prefieren que convivamos con el miedo. Pero el miedo también es cansino. Y no es comparar nuestra realidad con el Holocausto. No se parece.
Me pregunto, ¿quiénes nos garantizan la libertad, el grupo Bildu, Amaiur, el PNV, que sólo, si llegan al poder en España, transformarán nuestra libertad en nuestras cadenas? Según ellos, no son libres, pero, desde luego, no convencen. Cuando ellos lleguen a un poder más alto de humillación, entonces se aprovecharán para acabar con aquellos que no casen con sus ideas. Harán lo mismo que la Gestapo; entrar en nuestras casas, seguirnos, investigarnos, y cuando sepan ya todo, la tortura. Que los terroristas lleguen al poder, significa que, entonces, nuestra libertad está en juego.
Siendo pistoleros como son, no quieren que el País Vasco sea plenamente, tal como es, porque nadie ha puesto una pistola a sus habitantes, y económicamente, viven mejor que en otras partes del país. Los terroristas etarras no son presos políticos, son asesinos, y, en un futuro, dictadores. ¡Basta de concesiones! Encerrad a los simpatizantes, y a aquellos que disfrutan destrozando familias con sus atentados. 

domingo, 23 de febrero de 2014

Incursiones al exterior

De las raras ocasiones en las que salgo al exterior, siento que me encuentro mejor. Pero el mundo se está volviendo un lugar peligroso. Siempre hay individuos que no respetan el contrato social, y que, intentando cruzar el paso de peatones, les da igual si cruza un anciana que una joven (o lo opuesto en sexo contrario); y entonces, cabe la posibilidad de que mis incursiones al exterior sean de prudencia.
Prudencia, y ser precavido, pero acaba sirviendo de poco. Queman neumáticos, sale humo de la acera, y cuando uno está a punto de cruzar, ha de recular para el lugar original, la salida, porque al conductor, una bestia inhumana (no todos) le ha dado por no respetar las reglas cívicas de comportamiento. Y coincide que se saltan semáforos, y la Policía no está. Está para los peatones, que cuando estos cruzan en rojo, y no vienen nadie, no hay peligro, ¡multa al canto!.
Me pregunto que clase de servicio hacen multando a los peatones y no arrebatando el carné de puntos a esos seres descerebrados al volante que no respetan ni las normas de circulación, que les dan igual las personas y los peatones (que también son personas); que se saltan semáforos en rojo, para llevarse por delante a un peatón y desaparecer, que si colisionan con otro vehículo, huyen como cobardes deshuevados. En fin, que no hay justicia.
No estamos en tiempos inquisitoriales, pero los peatones nos hallamos en peligro. Frenamos a algunos vehículos que, tras cruzar la calle, no aceleran en segundos, sino en décimas, y con una serie de instintos asesinos que, por llevar una máquina sin cerebro (el que les falta a estos fitipaldis) prefieren añadir muerte y arrebatar la vida.
Por lo menos, que les transmitan algo de responsabilidad, que tampoco se trata de pedir la luna, y no en el peligro diario de estas incursiones al exterior.

sábado, 22 de febrero de 2014

Buenas maneras

Con buenas maneras y educación se llega a muchas partes; pero, por suerte, éstas no se han perdido. Quedan resquicios en tiempos de crisis que, con la presión, acaban por perderse porque vivimos en un mundo que cada día es una sucesión de frustraciones.
Cuando nos faltan estas maneras y modos, nos ponemos a la altura de las bestias (que es un cliché de comparación); mientras esperaba en la parada del autobús, un venezolano me dejó pasar al autobús, argumentando que yo estaba primero. Y era cierto; pero entré el tercero, porque tres ancianas se habían adelantado, sin avisar ni nada, y son españolas. Al parecer, perdieron las maneras y los modo de educación poco antes de llegar al autobús, y sospecho que no se han molestado en buscarlas.
Luego, tuve una breve conversación con él. Incluso cuando le cedí mi asiento, me permitió bajar cuando llegué a la parada en la que me bajaba. Siempre se tiene suerte para dar con personas así, que tratan con educación a otras personas, y que yo le agradecí enseguida.
A diferencia de otras personas, que no lo son, tienden a la amabilidad, y se agradece. Lo cortés no quita lo valiente. Y admiro la valentía de las personas educadas, perdiendo su lugar en el Metro y, en ocasiones, en la vida, cuando las toman por aquello que nunca fueron, y que los bárbaros son los otros.

viernes, 21 de febrero de 2014

Iron Man no es de hierro

Iron Man demostrando que no es de hierro
Me refiero a la armadura: es de titanio y acero, una mezcla maleable, pero muy resistente. Aquellos lesionados que llevan prótesis de titanio lo comprenderán. Por otra parte, llamarle Hombre de Hierro, a Tony Stark, por llevar una armadura de titanio, y algo de silicio, es sólo una metáfora poética, y sólo una metáfora, una figura poética.
Claro que la armadura se encuentra lejos de ser un a realidad. En primer lugar, porque la armadura de titanio parece ligera, pero es algo pesada, y se han de hacer los cálculos precisos para que ella misma pudiera levantar a un hombre de unos 90 kilos. El diseño es atractivo y perfecto; pero esa armadura es imposible que se eleve del suelo, porque para que el propio Iron Man pueda volar, debería calcular la potencia de los propulsores de sus botas, que tendrían que luchar contra la gravedad y la Fuerza G de atracción. Es decir, que para que sus botas pudieran subir hasta el cielo, la energía tendría que ser equivalente, a escala, de los propulsores de los cohetes, con una potencia calculada para elevar al hombre de 90 kilos conjuntamente con el peso de la armadura, de aleación ligera, pero resistente.
Por otra parte, en el momento de hacer esas piruetas y planeos en el cielo, es físicamente imposible. La presión del aire, dependiendo de la altura, produce una presión que podría quebrar la propia armadura. Según se eleve en el planeo, la presión crece, y el hombre de 90 kilos que se encuentre en la armadura, puede sufrir la presión, además de los problemas de oxígeno. El hombre moriría en unos segundos.
Ciertamente, Iron Man no es de hierro; pero está claro que se necesitan más cálculos de ingeniería para que la armadura del cómic, o del filme, fuera resistente y segura. Hasta ahora, la armadura se queda en sueño, y en proyecto.

jueves, 20 de febrero de 2014

No gritéis

En la Biblioteca encontré un manual para escribir en internet y cuidar la lengua, española. En dicho manual, Escribir en internet. Guía para los nuevos medios y las redes sociales (Círculo de Lectores, Galaxia Gutenberg) de varios autores, enseñan que hay que guardar las formas, porque, en las redes sociales, los blogs, y el correo electrónico, es necesario guardar las formas. Pero no se cumplen. Por ejemplo, en Google+, suele haber impresentables, como Al Azid, que decide tomarse la palabra por su mano, y empezar, como un perro rabioso, por meterse con otros usuarios. Pero esto se cortó de lleno, porque, como sucedió el año pasado, le han cerrado las puertas a la red social de Google.
De hecho, el tal Al Azid, carecía de educación, y se puso a insultar en su idioma (el árabe) cuando yo hablaba en castellano, con el comentario de que se trataba de una broma (el muy necio creyó que lo insultaba, y se puso a lanzar maldiciones, y a mostrar dibujos obscenos), y eso decidió no consultar más la red social, y que, aunque lo expulsaron, no volví a entrar en más de dos meses. Tampoco le hacía gracia gritar; por suerte, apareció una anciana, inglesa, para más señas, y la conversación se cerró, por mi parte, para los dos. Yo no le insulté, él a mí, sí, pero la aparición de la anciana, llegó a tiempo. Naturalmente, ya me había amargado la vida por un tiempo. Pero puse: Beware Al Azid, y me quedé tranquilo. Es un respiro que hace meses que no lo veo. Y años.

miércoles, 19 de febrero de 2014

El negocio de Mrs Muerte

La Srta. Muerte tiene un lucrativo negocio que, en estos tiempos, no la deja parar. Para empezar, la Srta. Muerte tiene un hotel variado en el Inframundo, gobernado por Hades y Perséfone. El edificio es parecido a un túmulo oscuro y carbonizado, con la lava del Tartarus abajo, con un puente muy enclenque.
Si las almas recién llegadas se caen, en el Tartarus les espera el sufrimiento y la quemadura eterna. Los tejidos se rebelan, y se consumen en la lava, hasta tal punto, que se trata de un paseo, porque luego, las almas consumidas, al llegar al delta, vuelven a recuperarse, y han de guiarse en la oscuridad para dar con el lánguido puente.
Naturalmente, esto es un mito. Pero no creo que las almas sufran, pasan su tiempo en el Hotel Oscuro de la Srta. Muerte, mientras los que cortan el bacalao deciden si suben a los Campos Elíseos, o descienden aún más abajo del Inframundo, que son otros Inframundos más terroríficos.
Otras almas visitarán el Olimpo, pero sólo durante un tiempo muy breve, luego podrán elegir entre regresar a la Tierra (para no ofender a Platón) o seguir con su carrera eterna de perfección en los Planos Superiores del Etéreo. Claro que, también es un mito.
La Srta. Muerte cuando se presenta, lo hace sin avisar. En el momento de teclear estas palabras, en el mundo han muerto unas 300.000 personas, y hay nuevos nacimientos, quizás el doble, pero en otras partes del mundo, o bien, están fecundando nuevos nacidos. Pero esto, a la Srta. Muerte no le preocupa, porque serán su negocio dentro de sesenta u ochenta años. La Dama lo pasa mal cuando los humanos deciden vivir demasiado, porque luego las almas llegan muy subidas y estropeadas, y no hace negocio, porque se los lleva a Hades, que bastante negocio hace con pagarle las prebendas, y alguna que otra aventura, en no se sabe dónde.
Como es un Dama muy antigua, conoce hasta el nacimiento y la muerte de los Dioses de todas las Religiones, y que se han topado con ella más de una vez. Pero, claro, su trabajo funcionarial es tedioso y solitario. Como el de un barrendero cuando barre las calles: sólo con sus pensamientos.

martes, 18 de febrero de 2014

Y siguen mirando a otro lado

Rubalcaba ahora se hace paladín de causas humanitarias cuando, en su momento, que fue ministro, no movió un dedo para desalojar Sol. Es decir, sus razones tenían los del 15M; pero está claro que, como político es un fraude y una chufla. Hace lo que no se dedicó en su momento y a deshora. El 15M se desinfló, pero Rubalcaba desvió la atención del asunto Faisán. Un pájaro que le venía grande, porque el aviso lo dio él, y pagaron otros.
Ahora Rubalcaba quiere defender los derechos de los que cruzan la frontera de agua, y culpa a los Guardias Civiles y a la Policía, sin pruebas, y pidiendo la cabeza del ministro de turno. Está claro que no merece ningún esfuerzo, ni que le tomen en cuenta. Cuando habla de libertad, no habla de la libertad democrática, sino del libertinaje socialista de la izquierda. Con Rubalcaba llegó el caos, y volverá con el futurible que ponga a dedo. Entre la izquierda no hay libertad, sino totalitarismo, tanto como en la derecha de los últimos tiempos, con los recortes e inverosímiles sacrificios a los ciudadano votantes, que ya hacen demasiado.
Cuando Rubalcaba se pone gallito, pierde fuelle y se le inhiben los pulmones. Gritar no le servirá de nada. Además, lo siento por los inmigrantes que demoran años de su país en guerra; pero no les perdono que no sepan nadar, o que calculan mal los riesgos, y que en el fondo saben que, por mucho que vayan a parar al CETI, los regresarán de nuevo, porque los muy sutiles países de la UE, esos que creemos nuestros amigos, Italia y Francia, se han negado a abrirles sus puertas, y todo el lastre nos cae a nosotros. ¿Dónde se encuentra la mano amiga que nos eche una mano? Nos encontramos hipersaturados de inmigrantes. Ya no cabemos.
Y, encima, Bruselas y Berlín con exigencias: deberíamos enviárselos como prueba de amistad, y que se mojen.

lunes, 17 de febrero de 2014

Ver y no ver

Es fácil mirar a otro lado cuando se trata de poner en evidencia las flaquezas de un Gobierno que, aún no haciéndolo lo mejor que puede, porque los políticos son mortales y tienen sus defectos, la Oposición trate, en todo momento, de apañárselas para que el Gobierno sea culpable de hechos inverosímiles. Además, ¿desde cuándo los artefactos de goma provocan víctimas?
Ahora se ha puesto de moda echar la culpa de los errores ajenos al Gobierno, cuando el anterior ni se molestó en cuestiones importantes, negando la crisis, y tratando de no patriotas a los que la afirmaban. Y, ahora, es peor, porque si el Gobierno anterior hubiera hecho lo correcto, en vez degradarse a la corrupción (porque todos los partidos están corruptos, pero algunos), es muy fácil culpar al vecino porque así, con una maniobra de distracción, se las ventilan para desviar las miradas a otro lado.
Y eso no es todo. También el Gobierno socialista, en su momento, cometió errores garrafales, pero nadie dimitió. Se les dio un abrazo y un tranquilo, aquí te quedas. Pero es muy fácil ocuparse de los puntos débiles, y tratar de derrocar a un Gobierno que, por lo menos, teniendo que cambiar la política de mercados que le están pidiendo, se dedica a recortar de todas partes, defendiendo que estamos saliendo de la crisis, cuando estamos más metidos en deudas que muchos de nosotros.
Es fácil ver y no ver, utilizando maniobras miserables y rastreras, hasta el punto que, de alguna manera, deberíamos ser conscientes de la manipulación del bipartidismo, porque ambos actúan igual, pero, por lo menos, en el PP dimiten, y a los socialistas hay que pedírselo a gritos.

domingo, 16 de febrero de 2014

Falta de concentración

La falta de concentración es uno de los problemas de muchos que se dedican a escribir y a estudiar. Por una parte, necesitamos momentos de desconexión, para regresar con más fuerza. Hay días en los que no se nos ocurre nada interesante y, aún careciendo de bloqueo, cuando hay déficit de atención, se acaba pagando caro, hasta el punto que, lo deseemos o no, llega el momento de parar.
También, el transcurso de la edad, que hay que llenar con otras actividades, o el recuerdo de días pasados, o años pasados en los que vivir era insoportable. Bueno, esto se supera escribiendo, liberando nuestros demonios interiores y luchando contra aquello que no podemos ver, pero intuimos, y está allí.
También, que un cuaderno puede ayudar, o poner en orden las cosas, y finalizar esa libreta que, llenas de poemas, se utilizará en otros momentos para seleccionar algunos. Incluso el trabajo que queda retrasado. En fin, poco después, es posible recuperar la atención, con más brío y energías.

sábado, 15 de febrero de 2014

Entre lo inevitable y lo posible

Las caídas son inevitables, y posibles. A lo largo de la vida, las caídas vienen solas. Uno se puede caer por cualquier cosa. De pronto, si no nos caemos, podemos rezar y dar las gracias, pero que las caídas son inevitables. Posible, en cambio, es evitarlas, porque son inevitables.
Cada caída se deben a unas ciertas posibilidades de evitarlas; luego, llegan los esguinces y, hasta tal punto que, como no se pueden evitar, hay que tomarlas como vienen. Por eso, las caídas, en estos casos, ya son marca de fábrica y de legado.

viernes, 14 de febrero de 2014

El dolor de la herida

La cicatriz de la sien ha cerrado por completo, pero queda la marca pálida de la herida, y el rasgón es evidente. Cuando, por una parte, al rasgarse la piel, la hemorragia fue escandalosa, por la sangre, ahora queda la cicatriz, que indica que nuevas células han sustituido a las dañadas.
Pero, transcurrida la semana, la cicatriz es pequeña, y el desmayo fue inevitable. Mejor será perder el conocimiento de pie, que caerse uno sentado, para no abrir brechas sin el sentido, o con el sentido perdido y con la consciencia desvanecida. Que da la sensación de parecer normal, pero desmayarse y que la tensión disminuya, no es nada normal. De hecho, la tensión sanguínea cayó como cae la Bolsa, en ocasiones, a la baja, y el descenso fue en unos segundos que no pude contar.
Queda, en cambio, el dolor de la herida. Al tocar un poco la cicatriz, queda esa reminiscencia del dolor difícil de identificar. Hasta que desaparece.

jueves, 13 de febrero de 2014

Breve solución

¿Hasta qué momento se puede evitar lo inevitable? Eso de evitar que, por lo menos, no ocurra y, sin embargo, sucede. No es posible que lo inevitable acontezca. Sucede, y punto.
No es agradable saber que, inevitablemente, el acto en cuestión se realice sin el control de uno. Lo inevitable gana la partida. El Destino, ese que todos conocemos, es inevitable. Sucede, acontece, y da lugar a ciertas especulaciones nada agradables.
Que un vehículo haga el recorrido todos los días, es inevitable. teniendo en cuenta que el recorrido diario es el mismo. La inevitabilidad es como la repetición: la repetición siempre se repite. De ahí que la repetición sea inevitable. Vivimos, y nos engañamos en un mundo monótono e inevitable.
También, el paso del tiempo, registrado en todos los dispositivos, es un grado más de inevitabilidad. Cuando consultamos la hora, nuestra curiosidad y control son inevitables. Pero hay hechos inevitables que no son monótonos, porque son distintos cada día.
Como la lectura, el ocio, la convivencia (si hay conflictos, que siempre los hay, son inevitables) y la búsqueda del equilibrio. Que el peso oscile de un lado a otro, es inevitable. La balanza decide y es inevitable. Cada nuevo día es igual y distinto al anterior, por la misma razón de que es inevitable, y eso es imposible de mejorar. Para algunos, será un gran día, y para otros, será uno malo. Es inevitable.
Arrastramos la inevitabilidad desde nuestro nacimiento. Nacer vivos o muertos, es uno de los hechos más inevitables, porque nadie impone sus reglas al Destino, por mucho conocimiento genético que se tenga. La muerte es inevitable.
Escribir todos los días es evitable, pero es inevitable el compromiso de escribir. Que nos lean o no, es inevitable, porque, a lo mejor, aquello que escribo no es interesante. Tampoco me preocupa, esto es un blog inevitable, y cada uno decide si desea leerlo o no. Cada uno es libre.
Para un escritor, escribir es inevitable. Habrá días en los que no están muy lúcidos y no luzcan ese día o en ese momento. Errar es inevitable, hasta tal punto, que esa misma inevitabilidad es posible manejarla, pero será la inevitabilidad de lo inevitable.
Lo inevitable es indestructible.

miércoles, 12 de febrero de 2014

Agujas

Es increíbles que unas agujas, a la hora de extraer la sangre, hagan un daño mínimo, pero que, al no ir ni alimentado, esas misma agujas provoquen ansiedad. Porque, en primer lugar, cuando llegan las horas de las agujas, el corazón se pone a palpitar rápidamente de la ansiedad, de manera que luego llega la derrota y el derrumbe, hasta tal punto, que la situación se vuelve, sobre todo, insoportable.
Luego llega el desmayo. Y no soy el único, porque tengo amigos que me han contado que también les sucede lo mismo, y tienen que avisar, y buscar una camilla, porque cuando llega el derrumbe, lo hace sin avisar. Y uno cae redondo.
En fin, que lo paso bastante mal, a la hora de ir a la extracción de sangre. Y el descenso de la tensión, que es un descenso al infierno de la pérdida de conocimiento, que da la sensación de haber perdido segundos de percepciones. Y eso es, sobre todo, que, por mucho que se intente soportar la situación (la tensión se me baja en segundos o décimas), se ve que es imposible.
Las agujas de acero, que hienden la piel, y llegan a las venas, y el dolor pequeño, que sólo son unos segundos. En fin, que siempre, antes que las agujas, prefiero la belleza. El inventor de las agujas hipodérmicas debería tener pesadillas por el mal trago que se pasa. 

martes, 11 de febrero de 2014

Visiones

Las visiones de los escritores, en ocasiones, se deben, por mucho que no las comprendamos, a la suerte y a la oportunidad. Escriben alguna frase que a nadie se le ha ocurrido o, como a Julio Verne, que perteneció a la Sociedad Niebla, que es una especie de sociedad secreta que conocía el futuro de la Humanidad. Bueno, eso es hilar muy fino. Si los escritores tuviéramos visiones continuamente, está claro que nuestra capacidad de escribir e imaginar, se vería mermada.
Por una parte, está bien conocer parte del futuro; pero, como a Michel de Notredame (Nostradamus), en seguida los detractores estarían encima de nosotros por vaticinar hechos o acontecimientos que, si se cumplen, es posible que no beneficien a los gobiernos de turno. Y, claro, no podríamos escribir, porque nos pondrían en la picota.
Si podemos jugar a profetizar acontecimientos, teniendo en cuenta que, de alguna manera, podemos deducir un hecho de otro, y hacia dónde se dirigen la confrontación del mismo. Ussía, por ejemplo, admite que sabía que la periodista Letizia Ortíz, se convertiría en su SAR Princesa de Asturias, siendo plebeya como todos nosotros. Pero se equivocó con el apellido, por ejemplo, en una columna escribió que sería una Sánchez o Rodríguez. Por lo menos, sabemos que don Alfonso Ussía no es ningún vidente y se agradece, y que tiene muy desarrollada la capacidad de deducir, y eso le honra.
Por eso, a aquellos escritores que escriben para iluminar el camino de la Humanidad, que no se envalentonen demasiado, que sean discretos, y que sus deducciones sólo sean eso, deducciones, no vaya a ser que estalle un bombazo, y atrape a media Humanidad, como en el videjuego Injustice: God Among Us, un mundo totalitario en donde Superman es el dictador, por estallar una bomba del Joker que lo cambió todo. Quien la hace la paga, como en el chiste.

lunes, 10 de febrero de 2014

Interrogantes

Cuando quedan preguntas por responder, es el momento de recurrir a la filosofía. Las preguntas han de ser definidas y no ambiguas o confusas. Se han de formular bien, porque, de lo contrario, no habrá respuestas firmes y claras. Pero la formulación de las preguntas es todo un arte. Conocer el qué, cuándo, cómo y por qué pasó o sucedió tal hecho. Buscar las respuestas a partir de las hipótesis, o armar un nuevo sistema filosófico, es claramente, sobre todo, la sensación de que esas respuestas, no parecen tan fáciles de responder.
Por eso, creo que lo mejor no es ir al origen, sino estudiar el por qué, del propio origen. En fin, que la situación de empezar a preguntarse sobre el origen, es la gran pregunta de la filosofía, pero es un camino largo y con obstáculos, porque las respuestas son muchas, y ninguna, sobre todo, es la decisiva.

domingo, 9 de febrero de 2014

Memento

Todavía, y es ahora, busco las razones o la razón en el porqué, al perder el conocimiento, mi mente decidió borrar esos datos. Me he quedado huérfano de recuerdos; pero sé que no será el primer día que me desmaye, o que me caiga y pare en el suelo, quedándome inconsciente, sin sentido, y que la falta de solidaridad de algunos, me provoque lesiones que nunca he buscado. Y eso significa nunca.
Nunca siempre llega, pero cuando el desmayo te pilla desprevenido, y sólo ser repite, sobre todo, poco después de la extracción de sangre, en ocasiones es cómico, y en otras, es bastante serio. Estoy seguro de que una quinta vez, o más, caeré redondo. Al bajar la tensión.
La presión sanguínea es importante. Ejemplo de ello, consiste en que tuve que pasar una hora tumbado hasta que se recuperó la tensión. El único defecto es el cuerpo, que se desvanece. De hecho, no me importó perder un poco de sangre, que es muy escandalosa, por el corte de la sien, en la piel. Me dio igual. Estando aturdido, confuso y conmocionado, la cuestión es bien distinta. Da todo igual.
Pero es una experiencia única; y espero que no se repita, porque, ni tengo la fuerza y la resistencia de Juggernaut, ni la poderosa resistencia de Rhino. Tampoco soy un superhéroe, y llegará el momento en que, después de más caídas, mi organismo acabe por capitular y se venza y ceda la batalla, que será derrota.
Perder la memoria del momento no importa mucho; pero no recordaba, en mi confusión, a quienes me atendieron. Pero quiero agradecérselo desde estas líneas, en esta entrada, porque se comportaron humanamente. Y eso lo hacen con todos los pacientes. Su obligación y trabajo.
Pero el memento de la memoria es un dato perdido. 

sábado, 8 de febrero de 2014

Escudo

A este paso, se necesita, sobre todo, un escudo antigolpes. Después de esto, ya nada va ser lo mismo. Cuando perdí el conocimiento, si trato de reconstruir aquello que quedó oscuro, es, ante todo imposible. Me duele la cabeza, y cuando intento concentrarme, me siento desvalido.
Cierto. Así tengo tema sobre el que escribir. Hace años, en un programa de Manel Fuentes, hubo un científico un tanto estrafalario, porque se dedicaba a estudiar los fenómenos místicos y de los hechos o acontecimientos ocultos de la Historia. De origen de la Humanidad, y de los secretos del Universo. El científico, del cual ignoro su nombre ( y sirva esta Tangencia de apunte o nota) se preguntaba, durante la entrevista que, si al ser humano, al hombre, lo crearon genéticamente, a partir de un laboratorio, in vitro, y con las células depuradas (no salió el tema de los alienígenas ancestrales), y si ese Dios que nos creó, al hacernos vulnerables, lo primero que le saldría al paso, es crear un cuerpo con todas sus células, ¿pero tendría conciencia?
Y ahí, el científico estrafalario se preguntaba. ¿Para que un cuerpo pudiera vivir, necesitaría un alma? Y este es el desafío más grande de ese Dios. ¿Cómo es posible diseñar el alma, puesto que somos vulnerables, lejos de que nos naciera una conciencia que, a grandes rasgos, es completamente imposible?
El científico se hacía estas preguntas, y sobre todo, que diseñar un alma, o almas, y la propia conciencia, es una tecnología de la que todavía estamos muy alejados (aunque es posible, con un avance común de construcción, y no de destrucción), hasta tal punto que, crear almas, conciencias, desde la nada, parece una utopía.
Y las utopías, o se vuelven totalitarias, o fracasan.

viernes, 7 de febrero de 2014

Secuelas

Espero no tener secuelas. Eso sí, me duele un poco el cráneo, y aún continuo con la inflamación; por lo demás, he notado que la tensión se me ha bajado un poco; pero creo que se me podrá pasar. Además, así tengo material para escribir. Después de todo, esto es un blog, y puedo escribir sobre lo que me apetezca.
Claro que, he podido reconstruir, por lo menos, la noche pasada, como caí al suelo. Recuerdo que me desvanecí, me golpeé con la silla, y justo cuando iba a caer al suelo, o poco después de caer, me agarraron fuerte, y me pusieron en el suelo bocarriba. Luego, fui recuperando el conocimiento, pero ni sabía que estaba en el suelo, sino que, cuando regresé, algo desajustado de mi cuerpo, no recordaba nada.
Al parecen, mi percepción del paso del tiempo, los segundos, se convirtieron en minutos. Creo que se debió, sobre todo, al aturdimiento, hasta tal punto que, en este caso, ignoro hacia dónde fue mi mente. De ahí que, al recuperar la consciencia, no me acordaba de nada. Como si el procesador de mi cerebro hubiera desconectado, quizás, para no provocar un cortocircuito. El cortocircuito llegó después, porque sólo el mero hecho de recordarlo, me produce dolor de cabeza, como si una parte de mí, hubiera borrado, a propósito, esa información.
No es la primera vez que me desmayaba. Me ha pasado unas tres o cuatro veces, pero ninguna tan aparatosa como la del miércoles pasado. Encima, con lesión. Ahora estoy a base de analgésicos, y si no los tomo, seguramente, la situación empeorará.
El dolor que siento en el cráneo es del golpe. Mi cuello se puso rígido para evitar un daño mayor, pero la sien me duele horrores, y es un malestar que me hace sentir incómodo. Pero, por lo menos, trato de que la situación no empeore.
Y sí. La próxima vez, debería llevar una armadura, por lo menos, para evitar caídas, y todo eso. Una que me irguiera y equilibrase y evitara la caída.
Pero eso es imposible.
Los sueños, también.
En fin, otra vez será.


jueves, 6 de febrero de 2014

Mortal

Uno se sabe mortal cuando el cuerpo recibe heridas, y cuando estas cierran, se siente aún más mortal que las primeras veces. Cuando se sangra, se pierde algo de energía, hasta tal punto que se nos escapa un poco la vida.
no por eso, se ha de eliminar la inmortalidad, pero la mortalidad es un pormenor del tiempo, porque equivale a un reloj de arena que no deja de consumir el tiempo, de manera irremediable. No podemos luchar contra el Tiempo, porque es el Tiempo quien nos envejece cada año, o cada día, o cada hora. Por eso somos mortales: en parte por el Tiempo, y en parte, porque nada más nacer, no se nos impide no morir, sino que la arena cae para nuestro acabamiento.
Acabamiento es una palabra que significa fin; pero esta se da un portazo con ese fin; puesto que no conocemos, pero intuimos que la muerte es una transición, ese fin, no es definitivo. Pero necesitaremos más datos, que la ciencia oficial se niega a admitir. La ciencia jamás aceptará que haya acabamiento alguno; pero no es para ponerse a resucitar muertos, que sería un epílogo, poco antes de la muerte cierta, por llamarla de alguna manera.
Pero somos mortales, y no nos queda otro remedio que aspirar a la longevidad. El reloj de arena no se parará, pero habrá que girarlo varias veces, para que el mismo siga computando. Y ese mismo conteo, no acaba casi nunca. Sabernos mortales no nos hará mejores personas, pero si lo recordamos, será mejor dejar un buen legado antes de abandonar; que no abandonamos, sino que nuestro acabamiento es un hecho.
No firmamos un contrato para ser mortales, sino que ese contrato ya estaba incluido en nuestros genes. Eso no significa que haya mucho drama. En realidad, el acabamiento es un hecho natural. Hay más: los animales domésticos o salvajes, ignoran cómo será su final. Carecen, en ocasiones, de la capacidad para ver su acabamiento; eso no significa que lo intuyan. La presa de un león sabe que va a acabar cuando el león la hiere de muerte. Es un acabamiento de la ley de la Naturaleza, la más básica de todas: la supervivencia. Un acabamiento que se convierte en carne para alimentarse el propio, a la prole del mismo.
Por eso creo que hay que evitar dramatizar, y saberse que, dentro de la mortalidad, es posible hacer grandes cosas. O quizás, cosas pequeñitas que serán grandes. Llámense hazañas distinguidas, o acciones legendarias. Las heridas siempre significan algo.

miércoles, 5 de febrero de 2014

Memory

Tony Stark no sólo es un privilegiado sino que es un afortunado. Ha construido una armadura, no para evitar que los malos hagan de las suyas, sino que se dedica a mantenerlo con vida. Además, el millonario tiene la suerte de que la armadura es una prótesis que le evita accidentes, aunque no los busque.
Escribo esto porque a mí me sucede lo contrario. Si tuviera una armadura, que doblara mi peso, y que pudiera sostener el mío, no me desmayaría en cada ocasión que me extraen la sangre para la analítica de turno. Ya me ha sucedido tres o cuatro veces; en la última, ni me enteré cómo fui a parar al suelo. Cuando desperté, ni idea tenía sobre el tiempo que permanecí inconsciente. Según mi percepción eran segundos; pero es posible que fueran unos cuantos minutos.
El equipo del Centro de Salud me atendió bien, y me sentí agasajado porque eran mujeres. De hecho, no recuerdo nada después de mi desvanecimiento. Las paredes se me volvieron borrosas, me golpeé accidentalmente con la hoja de la silla, y tengo una cicatriz que lo demuestra, y volví en mí, cuando sentí el suelo frío. Es más, cuando regresé a mí, me dio la sensación de que el cuerpo no se me calzaba como un zapato. Lo sentí como si estuviera desconectado del mismo. No pienso buscarle ninguna explicación mística, pero ignoro en qué lugar estuvo "flotando" mi mente, porque debido a la conmoción, me sentía aturdido y confuso.
El día ha transcurrido, y me informaron que se debió a una bajada de tensión. Ciertamente, si no desayuno, no me encuentro, precisamente, en forma. Pero como no es la primera vez que me sucede; ésta es quizás la más dramática, porque trato de recordar el paréntesis (por llamarlo de una manera) en que he perdido minutos, más que segundos. Incluso me sorprendí el haber acabado en el suelo, frío, y con un dolor de cabeza tremendo. El cráneo no me lo rompí de milagro, porque la musculatura del cuello se puso rígida (el organismo tiene sabiduría propia), y evitó que me desnucará, frenando la caída.
Pero la cuestión es la memoria. Permanece en una oscuridad que nunca podré descifrarla. Claro que a Lobezno le pasa algo parecido, pero no le preocupa demasiado. Por eso creo que debería idear una armadura de seguridad, por si mi cuerpo cae inconsciente, y para evitar que, como soy un coloso físicamente, cuando caigo, soy como un torre que se vence. Una armadura más pesada me sostendría. Otro asunto es el software y el hardware.
Menos me ha gustado ser noticia, y eso que, desde hace años, suelo permanecer en el anonimato. 

martes, 4 de febrero de 2014

Tecnicismos, o la encriptación del conocimiento

Aquellos que acceden a conocimientos técnicos, para poder destacar en la especialización de su empleo o vocación, han de aprender ciertos números de palabras técnicas que, queramos o no, al final acaban por parecerse a un argot supersecreto. La culpa no es de ellos, sino que procede de la Edad Media, cuando existían los Gremios, es decir, asociaciones de constructores, artesanos y albañiles, y que dejaron de manifiesto que vivir en el secreto podía aportar ventajas ante los profanos. Suena extraño, pero así es.
Tantos tecnicismos deja fuera de las ramas del conocimiento a muchas personas, y estas se siente fuera, y no dentro. Incluso llega a tanto el oscurecimiento, que aquello que es políticamente correcto, se transforma en un arma de invasión masiva, de tal manera que, por mucho que tratemos de maquillar nuestra ignorancia, aquellos que quedan fuera, no tardan en frustrarse y sentirse marginados, porque se les ha tomado por aquello que no son, ni han sido nunca. Estoy escribiendo, naturalmente, sobre el respeto, hasta tal punto, que es el respeto hacia todas las personas que deseen aprender. El aprendizaje ha de ser para todos, y no para un puñado de "elegidos", que así se autoproclaman, teniendo al resto por ignorantes.
Claro que, la política de ahora consiste en dejar fuera a unos cuantos, y que se queden aquellos "que valen". ¿Cuánto valen? Pregunto. Un ejemplo es Miguel Hernández: de pastor analfabeto, que nunca lo fue, a poeta grande de su Generación, que se codeó con Lorca, Alberti y bastantes poetas más. Por eso, ¿cuenta menos un pastor que un salvaje (selvaje)? Creo que cuenta algo. Una cosa es ser químico y otra alquimista. El primero ha de decir las cosas claras, y el segundo la obligación de oscurecer su Arte contra los charlatanes y timadores.
En ocasiones, perdemos humanidad hasta en el lenguaje. 

lunes, 3 de febrero de 2014

Hablando del Ente Supremo

Al final, tantas definiciones filosóficas, suelen ser una pérdida de tiempo, porque llegan a confundir. ¿Cómo se puede deducir la existencia de un Ente Supremo, que se ha creado a sí propio, que es tal, desde siempre, y que decide que no tiene ninguna relación con nosotros? ¿Estamos escribiendo sobre un ente fantasma, o se trata de un ente que no podemos alcanzar, el Ente?
Claro, es muy fácil, tratar de dar un sentido a todos los sistemas filosóficos que se han ideado para explicarlo. También, porque nunca, en estos casos, se ha llegado a un acuerdo. Siempre se hallan con el tira y afloja, hasta tal punto que las cuestiones no se responden del todo.
Si  a ese Ente que llamamos "Dios", se sabe tal, a lo mejor sabe, pero no lo sabe. Además, la razón de los orígenes son, desde luego, dudosos, y se tardarán milenios en definir si ese Ente-Dios lo sabe todo, o se trata de un fenómeno más que, es tan grande que no lo podemos definir, ni abarcar. De hecho, es un conocimiento que nos está casi vedado. No está a nuestra altura.

domingo, 2 de febrero de 2014

Perfecto

Desde luego, ese ente que llamamos Dios, es de una perfección tal, que no podemos imaginarlo de una manera intelectual, hasta tal punto, que dicha perfección es imposible de describir. Pero escribir sobre este ente, que es el Primer Motor, es decir, que nos ha producido, es como entrar en un campo de minas.
Ninguna teoría puede ajustarse a la realidad de un ente conocido como "Dios", y aquellos que se acercan, lo hacen por medio de la lectura de la Biblia o de los Evangelios, pero sólo capta pequeños átomos. En realidad, si nos tenemos que acercar a conocerlo por la fe, y no por el conocimiento científico o teológico, significa que falta algo, o que se nos ha escapado un dato importante de las manos.
Entonces, cabe preguntarse si este Dios, ha decidido ocultarse para estar a primera vista. Desde luego que puede hacerlo, pero es algo más grande que las definiciones filosóficas, e imposible de definir, porque no es sólo un ente, es el Ente, consciente de todo aquello que ha creado, y que nada queda al azar. Pero es imposible llegar a Dios por las matemáticas, por muy místicas que sean.

sábado, 1 de febrero de 2014

Un mes que empieza

Febrero y sábado. En pocas ocasiones el mes ha empezado en fin de semana. Y pocas son las veces en que se tenga que escribir en sábado, por eso de guardar la ley hebrea (eso de no trabajar en sábado y guardarlo); mas no me consta que sea necesario llegar a tal extremo.
Como ya sabemos que el tiempo es relativo, la cuestión es ver si es tan relativo como aparenta. Ciertamente, el tiempo transcurre, y muchas veces, lo sentimos pasar, pero no lo vemos, que es una de las cuestiones que no se han resuelto. Si pudiéramos ver, pero ver, el tiempo, nos sentiríamos como muchos supervillanos que lo controlan, como Hourman, que tiene la capacidad de pararlo, y cometer sus fechorías, con una facilidad pasmosa. Pero no somos Hourman, porque es un personaje de ficción, y como talmente, no lo podemos ser, tendremos que quedarnos con nuestras limitaciones.
Pero, aún teniendo estas limitaciones, nos queda la imaginación, y la certeza de que es posible viajar en el tiempo. Y esto es muy cierto. Es posible viajar en el tiempo, de tal manera que lo están investigando. De hecho, en Hong Kong, ocurrió una anécdota extraña, y reproducida en YouTube. En la imagen se podía ver como un camión iba a atropellar a un ciclista, y una persona se puso en medio, y despareció, con un haz de luz blanca, en el destello con el ciclista. Lo más curioso fue el conductor del camión, que salió del mismo para ver que sucedía, y no salía de su propia perplejidad. Un misterio más sin resolver.
Pero esto no acaba aquí. Hay testigos que creen, o que han visto, como ciertas presencias tecnológicas, aparecían de la nada, y luego se esfumaban, como si fueran viajeros del tiempo y turistas. Como si venir de vacaciones a este siglo fuera un viaje concertado.
En fin, un mes que empieza...