Febrero y sábado. En pocas ocasiones el mes ha empezado en fin de semana. Y pocas son las veces en que se tenga que escribir en sábado, por eso de guardar la ley hebrea (eso de no trabajar en sábado y guardarlo); mas no me consta que sea necesario llegar a tal extremo.
Como ya sabemos que el tiempo es relativo, la cuestión es ver si es tan relativo como aparenta. Ciertamente, el tiempo transcurre, y muchas veces, lo sentimos pasar, pero no lo vemos, que es una de las cuestiones que no se han resuelto. Si pudiéramos ver, pero ver, el tiempo, nos sentiríamos como muchos supervillanos que lo controlan, como Hourman, que tiene la capacidad de pararlo, y cometer sus fechorías, con una facilidad pasmosa. Pero no somos Hourman, porque es un personaje de ficción, y como talmente, no lo podemos ser, tendremos que quedarnos con nuestras limitaciones.
Pero, aún teniendo estas limitaciones, nos queda la imaginación, y la certeza de que es posible viajar en el tiempo. Y esto es muy cierto. Es posible viajar en el tiempo, de tal manera que lo están investigando. De hecho, en Hong Kong, ocurrió una anécdota extraña, y reproducida en YouTube. En la imagen se podía ver como un camión iba a atropellar a un ciclista, y una persona se puso en medio, y despareció, con un haz de luz blanca, en el destello con el ciclista. Lo más curioso fue el conductor del camión, que salió del mismo para ver que sucedía, y no salía de su propia perplejidad. Un misterio más sin resolver.
Pero esto no acaba aquí. Hay testigos que creen, o que han visto, como ciertas presencias tecnológicas, aparecían de la nada, y luego se esfumaban, como si fueran viajeros del tiempo y turistas. Como si venir de vacaciones a este siglo fuera un viaje concertado.
En fin, un mes que empieza...
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