Tony Stark no sólo es un privilegiado sino que es un afortunado. Ha construido una armadura, no para evitar que los malos hagan de las suyas, sino que se dedica a mantenerlo con vida. Además, el millonario tiene la suerte de que la armadura es una prótesis que le evita accidentes, aunque no los busque.
Escribo esto porque a mí me sucede lo contrario. Si tuviera una armadura, que doblara mi peso, y que pudiera sostener el mío, no me desmayaría en cada ocasión que me extraen la sangre para la analítica de turno. Ya me ha sucedido tres o cuatro veces; en la última, ni me enteré cómo fui a parar al suelo. Cuando desperté, ni idea tenía sobre el tiempo que permanecí inconsciente. Según mi percepción eran segundos; pero es posible que fueran unos cuantos minutos.
El equipo del Centro de Salud me atendió bien, y me sentí agasajado porque eran mujeres. De hecho, no recuerdo nada después de mi desvanecimiento. Las paredes se me volvieron borrosas, me golpeé accidentalmente con la hoja de la silla, y tengo una cicatriz que lo demuestra, y volví en mí, cuando sentí el suelo frío. Es más, cuando regresé a mí, me dio la sensación de que el cuerpo no se me calzaba como un zapato. Lo sentí como si estuviera desconectado del mismo. No pienso buscarle ninguna explicación mística, pero ignoro en qué lugar estuvo "flotando" mi mente, porque debido a la conmoción, me sentía aturdido y confuso.
El día ha transcurrido, y me informaron que se debió a una bajada de tensión. Ciertamente, si no desayuno, no me encuentro, precisamente, en forma. Pero como no es la primera vez que me sucede; ésta es quizás la más dramática, porque trato de recordar el paréntesis (por llamarlo de una manera) en que he perdido minutos, más que segundos. Incluso me sorprendí el haber acabado en el suelo, frío, y con un dolor de cabeza tremendo. El cráneo no me lo rompí de milagro, porque la musculatura del cuello se puso rígida (el organismo tiene sabiduría propia), y evitó que me desnucará, frenando la caída.
Pero la cuestión es la memoria. Permanece en una oscuridad que nunca podré descifrarla. Claro que a Lobezno le pasa algo parecido, pero no le preocupa demasiado. Por eso creo que debería idear una armadura de seguridad, por si mi cuerpo cae inconsciente, y para evitar que, como soy un coloso físicamente, cuando caigo, soy como un torre que se vence. Una armadura más pesada me sostendría. Otro asunto es el software y el hardware.
Menos me ha gustado ser noticia, y eso que, desde hace años, suelo permanecer en el anonimato.
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