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lunes, 10 de febrero de 2014

Interrogantes

Cuando quedan preguntas por responder, es el momento de recurrir a la filosofía. Las preguntas han de ser definidas y no ambiguas o confusas. Se han de formular bien, porque, de lo contrario, no habrá respuestas firmes y claras. Pero la formulación de las preguntas es todo un arte. Conocer el qué, cuándo, cómo y por qué pasó o sucedió tal hecho. Buscar las respuestas a partir de las hipótesis, o armar un nuevo sistema filosófico, es claramente, sobre todo, la sensación de que esas respuestas, no parecen tan fáciles de responder.
Por eso, creo que lo mejor no es ir al origen, sino estudiar el por qué, del propio origen. En fin, que la situación de empezar a preguntarse sobre el origen, es la gran pregunta de la filosofía, pero es un camino largo y con obstáculos, porque las respuestas son muchas, y ninguna, sobre todo, es la decisiva.

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