A este paso, se necesita, sobre todo, un escudo antigolpes. Después de esto, ya nada va ser lo mismo. Cuando perdí el conocimiento, si trato de reconstruir aquello que quedó oscuro, es, ante todo imposible. Me duele la cabeza, y cuando intento concentrarme, me siento desvalido.
Cierto. Así tengo tema sobre el que escribir. Hace años, en un programa de Manel Fuentes, hubo un científico un tanto estrafalario, porque se dedicaba a estudiar los fenómenos místicos y de los hechos o acontecimientos ocultos de la Historia. De origen de la Humanidad, y de los secretos del Universo. El científico, del cual ignoro su nombre ( y sirva esta Tangencia de apunte o nota) se preguntaba, durante la entrevista que, si al ser humano, al hombre, lo crearon genéticamente, a partir de un laboratorio, in vitro, y con las células depuradas (no salió el tema de los alienígenas ancestrales), y si ese Dios que nos creó, al hacernos vulnerables, lo primero que le saldría al paso, es crear un cuerpo con todas sus células, ¿pero tendría conciencia?
Y ahí, el científico estrafalario se preguntaba. ¿Para que un cuerpo pudiera vivir, necesitaría un alma? Y este es el desafío más grande de ese Dios. ¿Cómo es posible diseñar el alma, puesto que somos vulnerables, lejos de que nos naciera una conciencia que, a grandes rasgos, es completamente imposible?
El científico se hacía estas preguntas, y sobre todo, que diseñar un alma, o almas, y la propia conciencia, es una tecnología de la que todavía estamos muy alejados (aunque es posible, con un avance común de construcción, y no de destrucción), hasta tal punto que, crear almas, conciencias, desde la nada, parece una utopía.
Y las utopías, o se vuelven totalitarias, o fracasan.
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