Despojadas pero gracias a la belleza sensual |
Pueden despojarnos de la ropa, puesto que vinimos así a estos mundos; pero, de la misma manera, pueden despojarnos de nuestros secretos, porque somos vulnerables. De hecho, nos vigilan, por supuesto, y eso provoca inseguridad. La vigilancia es, por supuesto, injusta: no necesitamos que nos despojen de nuestros secretos íntimos. Pero a nadie le gusta que, al final, quedemos desnudos, vulnerables, y sin secretos.
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