El escritor siempre se encuentra en la busca eterna de la palabra. Trata de atraparla con la escritura, incluso poco antes de que la palabra y el mensaje se oculten, fuguen o decidan desaparecer. Para eso, lo importante es seguir investigando. Y se ha de investigar la escritura, pero sin hacerle el juego.
Después de todo, hay millones de obras que tratan sobre esta naturaleza de la palabra escrita, artículos, ensayos, tesis y un sinfín de probabilidades de averiguar para qué y por qué la escritura. Desde luego que es la herramienta de comunicación más importante; pero también es un arma de doble filo: enciende pasiones y acaba provocando conflictos, crea sistemas y destruye creencias. Es el lado luminoso y el lado oscuro de la naturaleza interior del ser humano.
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