Sin el vestido de la costumbre |
Un amigo me ha dado un precioso consejo: decidirme a escribir, no diariamente, sino cuando la calidad de cada escrito sea, por lo visto visible, de tal manera que, en estas ocasiones, las palabras signifiquen algo más que conceptos, y que su abstracción esté de forma debida, clara, pero que las mismas palabras de su sentido y riqueza a lo escrito, y esto es cierto.
Si tengo un mal día, o no me encuentro muy inspirado; pero la inspiración no cuenta, sino el ejercicio diario, no es de recibo que la propia escritura sea el remedio; pero, he de intentarlo. Por suerte, quizás positiva, soy un escritor de costumbres, o un escribidor, tal cual, en donde plasmo en este blog, cada día, mis pensamientos, de tal manera que, si he de llevar a cabo este hercúleo esfuerzo, me costará más trabajo que a otras personas, o colegas, que escriben, de manera respetable, su blog como material pedagógico, cuando este blog es una especie de cuaderno de notas, guía un tanto libre (y libertina, pero no en exceso), en donde, a mi manera, me dedico, ciertamente, a utilizarlo, en ocasiones, como entrenamiento de mis Diarios Personales, que no verán la luz, pero que, de alguna manera, tampoco es necesario que, aún la existencia de esos "días malos", apenas puedo ausentarme de una costumbre que tengo desde hace años: escribir con todas sus consecuencias. Y, sin las consecuencias, también. Y no echo el consejo en saco roto; mas la costumbre es como un traje que se lleva desde el primer día. Algunas veces es agradable y otras un poco justo de talla, o dado de sí. A ver que pasa, más adelante.
Si tengo un mal día, o no me encuentro muy inspirado; pero la inspiración no cuenta, sino el ejercicio diario, no es de recibo que la propia escritura sea el remedio; pero, he de intentarlo. Por suerte, quizás positiva, soy un escritor de costumbres, o un escribidor, tal cual, en donde plasmo en este blog, cada día, mis pensamientos, de tal manera que, si he de llevar a cabo este hercúleo esfuerzo, me costará más trabajo que a otras personas, o colegas, que escriben, de manera respetable, su blog como material pedagógico, cuando este blog es una especie de cuaderno de notas, guía un tanto libre (y libertina, pero no en exceso), en donde, a mi manera, me dedico, ciertamente, a utilizarlo, en ocasiones, como entrenamiento de mis Diarios Personales, que no verán la luz, pero que, de alguna manera, tampoco es necesario que, aún la existencia de esos "días malos", apenas puedo ausentarme de una costumbre que tengo desde hace años: escribir con todas sus consecuencias. Y, sin las consecuencias, también. Y no echo el consejo en saco roto; mas la costumbre es como un traje que se lleva desde el primer día. Algunas veces es agradable y otras un poco justo de talla, o dado de sí. A ver que pasa, más adelante.
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