Eso es lo que suelen hacer los políticos. Dicen una cosa, y actúan de una manera diferente, hasta tal punto, que da la sensación de que, en estos casos, alguien les está ordenando, como si ellos fueran plenamente conscientes de que siguen órdenes de arriba, de una esfera muy elevada, y que, si tienen que hacer sufrir a sus congéneres, pues eso, lo hacen. No les importa. El caso consiste en captar votos, y hacer lo contrario, porque la política es un juego de intereses. Los intereses del líder, son más importantes que los intereses del bienestar de sus ciudadanos. No les interesa.
Al ciudadano vulgar o desconocido le sucede lo mismo, pero no por propia voluntad, sino porque las circunstancias cambian, se modifican, y aquello que desea hacer en un principio, apenas puede llevarlo a cabo, por muchos recursos que tenga, porque tiene elección, pero otros les dan la vuelta, frustrando sus primeros pensamientos. Al político le sucede lo contrario. Tiene el poder, pero no las conciencias de quienes le han llevado al mismo.
Al ciudadano vulgar o desconocido le sucede lo mismo, pero no por propia voluntad, sino porque las circunstancias cambian, se modifican, y aquello que desea hacer en un principio, apenas puede llevarlo a cabo, por muchos recursos que tenga, porque tiene elección, pero otros les dan la vuelta, frustrando sus primeros pensamientos. Al político le sucede lo contrario. Tiene el poder, pero no las conciencias de quienes le han llevado al mismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario