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domingo, 10 de mayo de 2015

No es necesario demostrar nada


Creo que, en ocasiones, no es necesario demostrar nada. Además, se nos conoce por nuestras acciones, pero si se suman acción y palabra, han de quedar reforzadas por esas mismas acciones, y que los hechos sean prueba de la certeza y honestidad del individuo. Es lícito en el individuo demostrar conocimientos cuando el caso lo requiere; y equivocarse, también. De hecho, demuestra más sabiduría reconocer el error que ocultarlo, y no huir del mismo que, esa vez, se trata sólo de un error menor.
Si el conocimiento ha de demostrarse, mejor será tener un plan bien pensado, la exposición de la idea, y haber leído mucho, no vaya a ser que, a la hora de exponer, se meta la pata. Pero es posible meter la pata, porque entonces, no se aprendería. Demostrar para aprender y equivocarse, y no en cortar cabezas está la sensatez. No como esos jefecillos o jefezuchos que prefieren gritar, insultar, oprimir y mandar y ordenar, cuando, sin razón alguna, se dedican a dejar por lo suelos la labor del empleado, que cada día se esfuerza por hacerlo mejor, pero que, una deficiente formación del superior, sólo lo arregla una comunicación presente, y no las malas actitudes y el maltrato y desagrado posterior. Una lástima que no suceda como en los USA: al empleado se le tiene en cuenta. Años y abismos en este país de Larras.

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