Reclamos muy dudosos |
En realidad, no nos damos cuenta. Es muy triste. Tan triste como que no podemos controlar nuestro destino. Necesitamos, eso sí, un poco de suerte, y mucha voluntad, porque, en este caso, nuestra realidad ya no nos pertenece. Si pudiéramos incorporar la voluntad para evitarlo, no sería demasiado tarde. Aún queda esperanza, pero esto es sólo poesía.
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