No, no es la codicia |
¡Qué tiempos estamos pasando! Tiempos de absurdas dificultades. Pero los obstáculos no los ponemos nosotros. Nos pisan los pies otros. Y seguirán así, porque la codicia no descansa. Tan codicioso es encontrar el Poder, y pedirlo a gritos, como rebajarse a hacer daño al otro, cuando menos se lo espera. La codicia que quema a aquellos que la anhelan, y destruye el mundo y la realidad de aquellos que no pueden pronunciarse.
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