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domingo, 12 de febrero de 2012

Cuadernos de lomos negros

Moleskine sorprende por su diseño y calidad. No escribiré sobre ello, porque otros lo han hecho antes que yo. La piel negra que los envuelve, en esta imagen, entre uno nuevo, y otro utilizado, y el desgaste por el uso, demuestra que la empresa de relanzarlos ha sido un éxito sin precedentes. Pero, poco importa que se trate de cuadernos. Al final, la utilización de los mismos sirven como cualquier otro cuaderno que no sea Moleskine. Los otros son tan importantes como estos. Pero los lomos negros, oscurecidos, son misteriosos. Basta con abrir las tapas y darse de bruces con las hojas. En la Red hay millones de consejos para sacar partido a los cuadernos, a la hora de escribir. O de tomar notas. Hace exactamente un mes, le regalé uno a mi hermano pequeño. Mi hermano pequeño mide unos diez centímetros más que yo, y es corpulento. Se lo regalé por Reyes, y parece que le ha gustado (me lo pidió él); de momento no lo ha estrenado. Pero, la próxima que me dirija a la FNAC, pasaré por otra puerta. Hay un mendigo que exige sesenta céntimos, por un servicio que nadie le ha pedido. Sé que la necesidad aprieta, pero la necesidad nos aprieta a todos. Los beneficios son exiguos, son escasos, y la capacidad de demostrar humildad no está en nuestras manos. Por suerte, hay cuadernos para anotar, y de muchas marcas. Pero queda por saber si está en nuestras manos evitar lo inevitable, cuando tenemos, todos, excepto los poderosos, las manos atadas, en un contrato de conveniencia que no hemos firmado. Sólo deseo que la escritura fluya libre.

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