
Conocer lo que nos espera este mes es una tarea que no pienso asumir. No como el ex Presidente Zapatero, que lo dejó todo destrozado y patas arriba, con desajustes y planes disparatados, cuando la nave se hundía más deprisa que el Costa Concordia. Como él, y para no hacer lo mismo, no seré, ni Supervisor de Nubes, que es un empleo demasiado liviano y superficial, pero sí observador. Pero la realidad es bien distinta: por mucho que tratemos de ser optimistas, siempre nos daremos con las narices en la realidad. Este mes, nos espera, quizás, muchos desalientos; pero ¿será un Febrerillo Loco?
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