Whitney Houston murió hace unos días. Tras su muerte, han comenzado los homenajes y se han expuesto, por todo el ciberespacio, una serie de memorias sobre su vida, su biografía, que tienen, en cuenta, no sólo la gran artista y cantante que fue, sino su lado más oscuro y trágico: su adicción a las drogas (ella los llamaba "malos hábitos") y la tempestiva relación con su marido, ex, creo, desde hace mucho tiempo, Bobby Brown. Houston era consciente de que éste la había arrastrado a un círculo vicioso de dependencia y destrucción. No ha sido muy agradable encontrarse en la bañera a esta gran artista (pero pésima actriz, todo hay que decirlo) con alcohol y una serie de barbitúricos (sufría insomnio por las noches), hasta que decidió abandonar este mundo para siempre, con 45 años, aún rebosantes de proyectos y vida. En esta ocasión, no se presentó ningún guardaespaldas para evitar esta monumental pérdida de la Reina del Soul, única en su género, y eterna en su belleza, sobre todo, interior.
Eight days a week... I love you
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He perdido a algunas personas muy queridas para mí. John es uno. Se fue
hace muchos años un día como hoy. Le quería y todavía le quiero. Es algo
inevitable...
Hace 12 años
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