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lunes, 3 de octubre de 2011

Conan Revisited

Hace tiempo que me he hecho con las Obras Completas de Robert E. Howard, y con algunas novelas o libros de cuentos sobre Conan y Salomon Kane. Hay un abismo entre estos dos personajes. En primer lugar, porque Conan no piensa mucho, y es sabio, a su manera. En cambio. Salomon Kane, es muy puritano, pero tiene unas salidas que, en ocasiones, dan un poco de risa. Luego, que ambos combaten la hechicería y luchan contra las criaturas del Abismo, con un desparpajo que nada tiene de infantil, y sí de afirmación personal. A Kane, lo traiciona un amigo, y ha de cargar con las culpas voluntariamente; pero se promete luchar contra esas mismas fuerzas que rozan la locura, y, por ende, el Mal. En cambio, la trayectoria de Conan es muy dinámica. Se forja como ladrón, soldado, mercenario, pirata, asesino a sueldo, cazarrecompensas, guardaespaldas, general de los distintos ejércitos de la Era Hyboria, hasta que llega su meta más ansiada: ser Rey, tal cómo le vaticinó la diosa Valeria, que descendió a la Tierra, para morir, y abandonarlo. En fin: Conan no mata por placer, sino para sobrevivir. Kane lo hace para limpiar sus culpas y aligerar el peso de la maldición que cae sobre él, y que intenta aplastarlo de todas maneras. En realidad, volver a visitarlos, es como encontrarse, de nuevo, con los viejos amigos.

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