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jueves, 15 de septiembre de 2011

Máquina de escribir

Ha quedado relegada al olvido, gracias a los portátiles y ordenadores. De todas maneras, encontrar una, entraña dificultades; pero se echa de menos la letra y la música de esta compañera que ofrecía ruido y tonos al trabajo del escritor y del periodista. Sobre todo, en las ocasiones, en que había que corregir y retocar el cuento, o la novela. Un escritor como Paul Auster, en una entrevista para el El País Semanal, no dudó en admitir que él seguía utilizando la máquina de escribir para sus novelas, y que fastidiaba un poco a sus editores el manuscrito, porque, en la editorial, tenían que pagar a un redactor que pasara el manuscrito a formato word o digital. Auster se defendió exponiendo que con un ordenador la inspiración no le llegaba, y que, con la máquina de escribir, no le importaba si se demoraba un año o dos, en los distintos borradores, hasta el definitivo. Manías de escritor. Para Paul Auster, la transición de máquina de escribir a ordenador, es harto dolorosa, y aún continúa utilizando este medio. La máquina de escribir sigue engrasada.

2 comentarios:

  1. Hola hyeronymus: te felicito, veo que tú sí que has seguido escribiendo en tu blog con asiduidad y constancia.
    Me gusta tu recuerdo a la máquina de escribir, un sonido que todos los mayores de 30 años llevamos en el subconsciente. Tengo buen recuerdo de la página levemente marcada por el impacto de la letra al escribir. Ya sabes, la tecnología, que se supone que no hace más felices...
    No sabía lo de Auster, pero sí sé que Javier Marías escribe todavía con máquina de escribir, ¡con los tochos que hace!
    El miércoles me apunté al Taller. ¿vas a ir tu?. Un abrazo, hasta pronto.
    jose

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  2. Hola, Jose,
    bienvenido a mi blog; pero, con el cambio de programa y ordenador, me veo relegado a escribir on line. Y, sí, iré al Taller o al Club de Lectura, en caso de que me hayan elegido para ambos cometidos. Pero yo, aún no lo sé, y eso que me he apuntado. La cosa todavía está en el aire.
    Abrazos, H. Gracias por el comentario.

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