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lunes, 26 de diciembre de 2011

La muerte de Amy

Winehouse. Es absurdo que, ganando tanto dinero, la chica de la voz grave y negra, nacida en Inglaterra, y que llevó un tren de vida caro, pero poco saludable, destrozara su vida con las drogas, y pusiera fin a su existencia por culpa de una sobredosis y una peligrosa mezcla de barbitúricos. Ya se le notaba más delgada. Abusó del alcohol como muchas estrellas, y consumía drogas como quien se alimenta de azúcar para evitar bajones. Lo tenía todo (incluso falsas amistades, que habrán sacado una buena tajada de su fortuna), pero empezó a descuidar la voz, y sus conciertos. En Alemania se presentó bebida y colocada, y estropeó lo que pudo ser un bautizo de fuego en Europa, y a escala mundial. Tenerlo todo no parece que le fue bien. De hecho, con una hija a la que desatendía, las cosas se le complicaron. La fama da estos sustos. Puedes subir muy arriba, pero la caída puede ser dolorosa. Amy Winehouse, en estos apuntes, es posible que sólo viviera para consumir drogas, porque eso fue el fin de su vida. Es posible que le provocaran momentos de ansiedad y depresión, o de euforia y delirio. Pero está claro que Amy Winehouse, si tenía que recurrir a las drogas, dudo que fuera una persona fuerte. Más bien, era una persona delicada; al principio. Pero nadie la ha visto en profundidad.

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