No está paseando, pero no es tímida |
Nunca me ha gustado caminar pero, por lo menos, pasear vale la pena. Uno siente el dolor de las piernas, y es un esfuerzo agradable, y se ve, pero he de caminar más y, probablemente, pasito a pasito, llegue a alguna parte no descubierta del Planeta, pero merece la pena intentarlo, sino fuera porque, caminando, se suda a ráfagas muy intensas.
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