
Basta decir que es una novela sobre la ingenieria genética y sus consecuencias, y de cómo la ciencia, si tiene el poder, es la que decide quien ha de vivir, y quién no. A Alain se lo aclara todo el Dr. Ericsson, y se da cuenta de la monstruosidad que han creado. La novela también profundiza en el sentido moral y ético de la clonación, en donde los cloning, apenas son humanos, porque carecen de una personalidad que los haga humanos, son "casi", desde luego, pero carentes de una identidad que pese. Son "hermanos menores", pues provienen de la misma célula que el donante, y se ha duplicado su ADN.
Hay una palabras de Alain: "No hay diferencia entre Frankenstein y yo. El es idiota, con la diferencia de dos tornillos en la frente", refiriéndose a sí mismo como a un monstruo, y el por qué de la Humanidad juegan a Dioses. Una idea que da escalofríos.
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