No es la primera vez que se me cae un móvil; pero, cuando se me cayó al suelo la BlackBerry, los mensajes se me borraron. La batería salió disparada, y tengo suerte de que funcionen las llamadas y que pueda realizarlas. Me preocupa más el whatsapp, porque tendrán que reprogramármelo, porque, de momento, se ha quedado inoperativo. De todas maneras, es un pormenor del tiempo, y tengo la esperanza de que se arreglará.
Por otra parte, la sensación es de completo abandono. Porque es una herramienta vital; pero no me hace gracia convertirme en un Homo Electronicus, por aquello de depender de tostadoras y otros electrodomésticos. La situación es peor, porque sin el whatsapp, ya me encuentro bastante desnudo. Y lo peor es que se han perdido todas las llamadas y mensajes. Todos.
Pero, bueno, por lo menos, es una recordación en la que he de reconocer que todos dependemos demasiado de la tecnología, y que pocos podremos sobrevivir en la selva, y a la intemperie. Es imposible cazar animales a base de bits.
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