Cazados de todas formas

Un Predator azote de los nacionalistas extremistas, ¡cuidadín, pupa!

Los Predators se sentirían muy a gusto cazando políticos que se lo hacen pasar mal a los pobres ciudadanos y contribuyentes, por las mismas razones de no escuchar. Encontrarían las piezas muy sabrosas, y a más de uno lo dejarían con el esqueleto limpio, además de colgar como fiambres en conserva boca abajo como los chorizos (redundancia); desde luego, deberían ser sus presas preferidas porque, es posible que, en el futuro, dentro de miles de años, en la Tierra ya no haya contribuyentes o votantes, sino políticos. Entonces será, sin duda, sumirse en el caos más terrible.

Cuando un Predator se dedica a cazar, su reto consiste en saber si la presa es inteligente, acontecimiento que no ocurre con algunos políticos, que roban de la saca, y luego se dedican a pagar, con ese dinero, a sus amigotes y familiotes, o a engañar, como Mas, diciendo que necesita libertad, una provincia ahogada, que sólo la han inventado como nación, cuando, en realidad, se trata de un invento más. Inventos para lavar los cerebros inmaduros de muchos de sus descerebrados seguidores, como son los maulets de ERC, un grupo de filibusteros que no se sabe bien que cargo o puesto ocupan en la política, cuando se sabe muy bien, que los nacionalismos son siempre nocivos, cuando las provincias o comunidades, en España, son sólo eso, comunidades, y para de contar.

Creo que un Predator disfrutaría coleccionando las columnas vertebrales (cráneos incluidos) de muchos nacionalistas que dentro de su envase óseo, sólo portan un guisante por cerebro, que la sangre les llega al guisante, pero no las cuestiones importantes. Pero claro, desde que ZP, llamó nada patriotas a los que hablaban de la crisis, cuando aún nos estamos recuperando, y dio paso al Estatut, la diversión de los nacionalistas catalanes (esos que tienen apellidos maños y manchegos) se han vuelto más catalanes que los propios catalanes. Está claro que están cazados de todas formas; pero la caza es posible transformarla en espectáculo, y no hay un Dutch Schwarzenegger para evitar la apertura del coto.