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viernes, 29 de agosto de 2014

Cuestionando todo

No es ella, la de la imagen es más atractiva, que conste
Nunca he sido de las personas que siempre se encuentran por encima del Bien y del Mal. Eso es demasiado insoportable y, por otra parte, sería muy cómodo carecer de ética, y obligar a los demás a actuar de una manera u otra. Hay cuestiones más complejas, y las situaciones de cada persona son más complejas.
Sin embargo, soy de las personas a las que les ha maltratado los "sucesos" de la vida. Es decir, que me he tropezado con individuos sin moral, que no han dudado en aplastarme e humillarme, la mayoría de las ocasiones, porque son envidiosos, y su inteligencia no llega al tamaño del electrón más microbiano. En otras, porque me he tropezado con individuos más completamente desequilibrados (en el mismo grupo, mujeres) que son aún peores que los amigos que sufren estas enfermedades, incluido yo, y que no dudan en tratar de demostrar lo contrario (los individuos altamente desequilibrados) y que, a diferencia de mis amigos y yo, carecen de una moral que justifique sus actos, del cual son los responsables. Entre ellas, una mujer que me tropecé en el centro comercial Alcalá Norte, que sin ninguna educación, y con exigencias, en su espíritu torturado, me echó de un sillón, con cajas destempladas. No dijo ni por favor, ni se disculpó. En cada ocasión que esa mujer pisa la calle, debe de conjurar a todos los demonios del Infierno. Pero si no se dan cuenta, es su problema.
Por cierto, si le sucede algo, no le pienso echar ninguna mano, luego se toman el brazo, y te tratan como cualquier cosa, menos como persona, con la dignidad debida, y la palabra gracias, no existe para ellos.

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