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domingo, 17 de agosto de 2014

La fe actual jamás ha movido montañas

Dos montañas que no necesitan la fe para moverse
En cierta manera, la fe, por muy religiosa que sea, es una fe enferma. No mueve montañas, porque esa fuerza se le ha ido en pos de falsos profetas y predicadores que nunca han creído en ella, y que se dedica a crear sectas y otros movimientos dudosamente religiosos. La fe ya no mueve montañas, porque no hay tal fe. Es hora de que el ser humano se haga responsable, y no haga caer sus pecados en un dios que no ha servido nada más que a sus propios intereses, y que no es un dios, desde luego. La fe se mueve por las divisas y la codicia. Y no hay más. Cargar a otro con nuestras faltas, sólo demuestra mirarse el ombligo sin hacer nada. Y el ombligo continúa creciendo hasta que no nos vemos los pies, porque hemos perdido la noción de realidad que nos arrebatan cada día.

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