1997. Este año no pude ver la película de Joel Schumacher porque, además de llevar una medicación numerosa, sentía temor a perderme por el Metro, o a llegar tarde, y perderme por el extinto Palacio de la Música (que ya no es un cine, sino una tienda de moda); y lo peor no era eso: con la medicación, y el miedo en el cuerpo, después de la experiencia del año anterior en el Hospital (desde entonces, no me gustan los hospitales) me costó un poco de tiempo a acostumbrame a moverme por Madrid. Primero con el grupo de actividades, y luego con el mismo grupo, pero sin la vigilancia de la educadora, por nuestra cuenta. Pero ese año, empezaba a leer todo lo relacionado con la cinta. Si no podía verla, por lo menos, las críticas de los distintos periódicos me acompañaban. Con el tiempo, la vi en DVD, e incluso un amigo del colegio y de toda la vida, me la grabó; pero eso fue cinco o seis años después, cuando ya habíamos comprado el reproductor de DVD. Lo demás, es historia. Por cierto, como ya escribí en otra entrada, las dos películas sobre Batman de Joel Schumacher tienen más vida que las Christopher Nolan, en parte, porque se trataba de crear a un Batman "más grande que la vida, o que la ficción"; pero, los muchos detractores de ambas películas, dicen que fue una especie de tomadura de pelo. Pues a mí me gustaron ambas, y, precisamente, por el colorido verdoso y multicolor, que utilizaron después, directores posteriores, para la iluminación, tanto en películas de acción, como de terror. Schumacher siempre ha sido un director innovador, desde luego.
Eight days a week... I love you
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He perdido a algunas personas muy queridas para mí. John es uno. Se fue
hace muchos años un día como hoy. Le quería y todavía le quiero. Es algo
inevitable...
Hace 12 años
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