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viernes, 20 de enero de 2012

Planeta Esmeralda

Esta mañana, y parte de la tarde, pase el día entre el Barrio del Pilar, Callao y Gran Vía. En una de mis escasas incursiones a Madrid Comics, una de las tiendas especializadas que sobreviven tras la caída de Crisis Comics, y un millar de tiendas de este tipo, encontré algunas colecciones sobre Hulk. En este caso, la serie Los Increíbles Hulks en donde transcurre la vida de Hulk, en un planeta llamado Saakar, y en donde un vástago del Gigante Esmeralda, se convierte en una suerte de He-Man, y de paladín de ciertas causas de marcado carácter legendario. El ejemplar es el número 7 de la Editorial de cromos y tebeos Panini, que, desde hace más de una década, se ha hecho con los derechos para publicar las colecciones y series Marvel, poco después de que Forum dejara de existir, temporalmente, pero ya no sobrevive, porque expiró hace tiempo. Este número trata sobre la batalla entre Hulk y Miek, que aprovechará la naturaleza resistente del Gigante Esmeralda, como matriz, para sus crías insectoides. Pero Skaar, el hijo de Hulk, tras la derrota de Miek, por su padre, decide adoptar a las crías, que ninguna culpa tienen (arrieros somos...), y ambas vidas se separan. A grandes rasgos, el cómic no está mal. Cada vez las historias son mejores, y mejor escritas que muchos bestsellers. Desarrollar en veintipico de páginas una historia tiene mérito, y dejar el suspense para el futuro, es un trabajo titánico. El guionista no descansa, y el dibujante ha de entregar el trabajo a un plazo pactado. El milagro son estos libritos (comic-books), en donde la filosofía entre la asociación de la aventura con la narración, demuestra que los norteamericanos, después de todo, no la han hecho tan mal. Por eso, Hulk, es también, un icono cultural; pero no alcanza la resonancia de Superman.

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