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viernes, 17 de abril de 2015

Campos aún más extensos

Campo de estudio artístico-científico
Ciertamente, uno acaba por perder un poco la perspectiva, incluso cuando se trata de convertir la filosofía en ciencia, y la ciencia en filosofía. Equivale a convertir el arte en una vocación mecánica, en vez de en un placer y extensión continúa, hecho que, desde luego, no ofrece mucha variante. La cocina se ha convertido en un arte, pero, también, en una ciencia, y no sucede lo mismo con los anhelos de los filósofos, ni de los científicos, hasta tal punto, que el asunto se complica aún más. Ejemplo de ello, que hay obras artísticas "inspiradas" en la ciencia, pero no hay arte científico, con la misma "inspiración" artística.
Seamos sensatos: ni la ciencia puede equipararse a la filosofía, de la que se separó, y decidió vivir por su cuenta, ni la filosofía puede integrar a su hija pródiga. La primera es libre, la segunda se basa en reglas. Hasta aquí, no podemos movernos. Pero, el caso, consiste, en que es posible, con un esfuerzo (o esfuercito, Flanders dixit) que sin duda, obligue a fundir la filosofía con la ciencia. Sin embargo, este hecho es implícito, puesto que, aunque se aísle la ciencia, pertenece a la filosofía, y no hay ninguna razón para negar lo obvio (que viene, al saberlo, del huevo, digo yo); porque es innegable, que ambas se necesitan, y si no es así, el crimen se encuentra explícito, porque nunca aprenderán de sus errores.

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