No es una obra literaria, ¡lo sé! |
Existen millones de publicaciones, manuales, estudios, tesis, sesudos tratados sobre teoría literaria. Basta entrar en el universo de internet, para darse cuenta de que la información se renueva cada día. Pero, comprender la literatura es algo más que teoría, hipótesis y buenas intenciones, incluso en el campo académico. Para comprender la literatura, en primer lugar, hay que leer y haber leído, muchos libros, saber seleccionarlos y entender que, en ocasiones, los libros no suelen ser tan buenos como dicen. Y eso, en algunos libros, porque hay novelas que se venden muy bien, pero que su calidad literaria, incluso escribiendo informes favorables, sólo se quedan con la parte del león; pero esa novela en cuestión nada vale. Y lo escribo como lector.
Cuando se trata de redactar un informe sobre este o cualquier otra obra, importa que el crítico o el autor del informe sea objetivo. Naturalmente, el autor de la obra siempre tiene la última palabra, y se ha de exponer en dicho informe, que cada uno puede escribirlo según su criterio. Pero la objetividad evita que, por ejemplo, si la obra no ha gustado lo suficiente, no escribir eso, sino ser sincero pero diplomático: no escribir: me ha gustado, de la manera más simple, sino: es posible mejorar tal o cual personaje, profundizar en los aspectos técnicos, y esclarecer algunos puntos oscuros. No es una de las mejores maneras de decirle al autor como van las cosas, pero, por lo menos, tampoco se echa a la basura una obra que le ha costado al autor Dios y ayuda.
Pero, lo más emocionante, y que ha de ser intenso, no es la crítica en el informe, sino, aún siendo muy dura, exponer los errores que se pueden corregir y mejorar. Pero, si el autor del informe ha de ser duro, también ha de ser duro con las obras que el propio autor del informe sea exigente consigo mismo. Quid pro quo, y santas pascuas. De hecho, si la obra en cuestión carece de fallos, o necesita apenas correcciones, mejor, porque el informe no será muy crítico, y se centrará en los puntos esenciales. Después de todo, la escritura es posible, como la literatura, entenderla de varias y curiosas maneras.
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