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martes, 28 de abril de 2015

Valor de la vida ante el valor de los objetos

No es la preferida en ningún harén
No es posible mirar bien. Por ejemplo, si un vehículo, un automóvil de lujo, tiene más valor que un ser vivo, entonces queda claro que hay algo que no funciona. En el programa moral o ético de la existencia, dar más valor a un objeto, aumentarlo, y luego, tratar al ser vivo como un objeto sin valor, da la casualidad, o no, de que, en ocasiones, si cualquier objeto es más valioso que un ser vivo, lógicamente, el asunto pierde todo su sentido, y eso es más que evidente.
Hay más, en Abu Dhabi, en Arabia Saudí, esa especie de nación sólo para magnates, si dejas a tu perro, solitario por la ciudad, ningún nativo originario y pudiente, no se le caerán los anillos para sacrificarlo a solas, es decir, matarlo, por la razón tan peregrina de que "afea" la ciudad. Ya no es por la ley musulmana, o por las leyes del país. Si no estás alerta, el animal en cuestión pierde la vida, sólo por el hecho de ser un animal, y más si es extranjero en una nación rica, y en una ciudad de lujo. Naturalmente, cuando algún animal desaparece en Abu Dhabi, cuando se pone la denuncia, seguramente, las autoridades no mueven ni un dedo. Y queda la pregunta: ¿ha de perder la vida, injustamente, un animal, sea cual sea, sólo por la simple excentricidad de que dicho animal, manche o afee la ciudad de oro negro con su presencia? Los nativos no tienen ningún problema. Para ellos no es un ser vivo, es una molestia. Insensibilidad a flor de piel de oro.

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