Siempre que nos dedicamos a explorar las profundidades, al final se nos queda un poco apartado qué es aquello que estamos buscando. O no nos queda muy claro. Pero cuando nos arrastran, al final nos damos cuenta de que hemos metido la cabeza en el hoyo, como hacen algunas avestruces, porque no queremos ni ver ni oír, ni enfrentarnos a nuestros propios miedos. Pero, claro, siempre que no hay remedio. Tampoco es que temblemos, pero el remedio suele ser peor, porque no se espera. Y eso es lo más terrible del asunto. Protegernos en túneles, tampoco nos salva del todo, porque no somos topos, y estaríamos aún más ciegos, pero ocultarnos del Sol, equivale a huir debajo de la tierra, cuando esos lugares están ocupados, y algunos son malolientes, por esos otros seres que nos vigilan debajo de la superficie, a la especie más superficial, que somos nosotros, ocupados en nuestro egoísmo, y una seguridad ficticia. Los túneles no son nuestra salvación. Quizás, ser más valientes, y con muchos intentos e incontables talveces.
Eight days a week... I love you
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He perdido a algunas personas muy queridas para mí. John es uno. Se fue
hace muchos años un día como hoy. Le quería y todavía le quiero. Es algo
inevitable...
Hace 12 años
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