Hay razones que merecen la pena, y otras que son accidentales. No se buscan pero, en todo caso, dicha búsqueda no deja de ser un oasis. No comprendemos la magnitud de dichas razones, cuando estas nos arrastran, y tendríamos que estar atentos si forman parte de nuestros deseos o de los pensamientos más ocultos. ¿Somos conscientes de los mismos? Es posible que no lo seamos; mas no es excusa para examinar los detalles que se nos escapan, o que no supimos ver en su momento. Nos sucede en ocasiones como a Cacapú, que se nos ha olvidado mirar una hojita que se nos había pasado por alto, con la diferencia de que nuestra estulticia transforma lo bello en anatema, cuando observamos que es "perjudicial" cuando es lo más natural del mundo. A nadie deberían caérseles los anillos, porque hemos madurado lo suficiente para darle la importancia que merecen. No la tiene. Cada uno es libre de pensar lo que quiera con su conciencia, hasta el punto de ser respetado por su diferencia. En el momento de hallar la moral, entonces, no se convierte en una cuestión de ética, sino de represora política. Y eso que, damas y caballeros, la censura no sólo mata la libertad sino que sacrifica el arte, y sin él, no somos otra cosa que recipientes vacíos. Busquemos cada uno las razones a nuestra manera; ya habrá tiempo de censurar, y permitir que lo blanco se modifique, o la pureza se trate de un espejismo en este juego de opciones y atenciones, que no pedimos, pero que se nos concede por voluntad propia.
Eight days a week... I love you
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He perdido a algunas personas muy queridas para mí. John es uno. Se fue
hace muchos años un día como hoy. Le quería y todavía le quiero. Es algo
inevitable...
Hace 12 años
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