Entradas Universales

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Strike! DELFOS


David-El permanecía dormido y descansando en su buhardilla, hasta que, unos inistentes golpes le arrebataron de los brazos de Morfeo. Al principio vio todo borroso, hasta que, poco a poco, la figura fue tomando forma. Distinguió el cabello largo y pelirrojo de Kiara, de la línea genética de Starfire y Nightwing. David-El se despertó molesto, y lanzó la almohada (un lujo en en año 5010):

-¡Oh, cállate, asesina! ¿Cómo se te ocurre despertarme a estas horas?-se quejó, mientras abría la ventana, y Kiara entró, dejando sorprendido a un David-El, que se preguntaba como podía permitirse trangredir las leyes de la física.

-Hay que ver a Delfos.

-Sí, ya. Y la Biblioteca, ¿qué?

-Es sábado, tonto.Hoy no trabajas.

-Te equivocas, tontuela. Me toca hacer la ronda de vigilancia este fin de semana, por lo de las Fuerzas Rubalcaba. Quieren destruirlo todo.

-Perdón. Lo ignoraba. Pero tendrás que posponerlo.

-¿Y traicionar a los míos, Kiara?

-Depende de quienes sean esos "tuyos". Has de elegir.-dijo Kiandra, y añadió:-Además, Delfos puede enseñarte a utilizar tu Don kryptoniano.

-Vale, me has convencido, pero has utilizado algún tipo de estrategia psicológica. Creo que se llama psicología anversa o algo así. Pero...

-Tranquilo, campeón, que la Biblioteca no sufrirá peligro. Te espero fuera.

Empezaba a odiar un poco las ínfulas del poder de Kiara. Ya le molestaba no poder ir a la Biblioteca para su ronda habitual; pero no le gustaba que Kiara mostrara su superioridad con el control de sus superpoderes, cuando él era un Novato.

Se duchó, tomó un frugal desayuno, y bajó a la caótica calle de Tintín y Milú. En el pasado era la calle de una urbanización y un Polideportivo, en ocasiones, Cuartel Móvil de Operaciones de las Fuerzas Rubalcaba. Ahora: ceniza y escombros y basura. Alquilar una buhardilla era lo más barato. Abandonó el portal con estos pensamientos.

-¡Qué lento eres, Novato! Vamos, Delfos no puede esperar.

Precisamente, Delfos los esperaba en la reliquia del Castillo de los Zapata. Lo único hermoso entre el caos de suciedad, basura, escombros, edificios calcinados, y un extraño cielo rojo.

-Una pregunta, Kiara. ¿Quién es Delfos?

-Tiene un Don especial, como cada uno de nosotros, David-El, ve el futuro, y tiene algo que decirte.

Kiara descendió en su vuelo y atrapó a David-El por las axilas y lo elevó hasta la torre del Castillo. Allí esperaba Delfos.

Delfos, con un traje verde ajustado, de plástico, quizás, y una capa ondeante con el dibujo de una clepsidra o reloj de arena, Una máscara le cubría casi todo el rostro, excepto los agujeros de los ojos, la boca, nariz y mentón. Al hablar, su voz era profunda:

-Bienvenido, Hijo de El.

-Ya empezamos...-comentó, pero Kiara le golpéo en el estómago.

-Respeto-repitió esta.

-Bienvenido, Hijo de El. He visto tu vida futura, y eres nuestra esperanza. Salvarás nuestro mundo de la recesión, y serás el líder de una nueva generación, pues llevas sangre del legendario Kal El, tu antepasado.

-Pues no me ha dicho nada nuevo. Kiara no deja de repetírmelo. Aparte de eso, ¿sabe si Kal El murió? Lo pregunto con todo el respeto. Si no murió, y está vivo, algo debió suceder en el pasado.

-Sangre de El-dijo Delfos, solemnemente-El pasado se estudia en los libros de la Historia. Yo sólo veo el futuro, no me dedico a descifrar el pasado. Tú eres el Glorioso que sacará al país del caos en que se encuentra sumido. Acepta tu futuro.

-¡Cuánta responsabilidad!-y miró a Kiara que desvió la mirada.-¿Tiene algo más que decirme? Hasta ahora, sólo me ha dicho lo que me temía. Y, que yo sepa, solo no voy a poder.

-Hasta la vista, Hijo de El. Más adelante te enseñaré a controlar, educar y canalizar tu Don.

Y Delfos se giró misteriosamente, y se fue diluyendo en la nada, hasta desaparecer por completo.

-Desde luego, si es la manera de largarse, es muy sutil; pero me he quedado en ascuas. ¿Qué rayos habrá querido decir?

-Lo entenderás en su momento, Novato. De todas formas, creo que lo has irritado un poco.

-Claro, como sólo ve el futuro, el pasado le da igual. Que consulte los libros de la Historia..., paparruchas. ¿Siempre se va de esta manera? ¿Así se despide?

-En realidad ha querido decir "Hasta siempre"-comentó Kiara-Nos volverá a citar. Pero, esta vez, irás solo.

-¿Acaso te he pedido que seas mi niñera?

Caminaron hasta la Biblioteca, mientras que, en el edificio del Centro Cultural se sentía el fuego, y los daños en las cristaleras y en las puertas. Las huellas de las Fuerzas Rubalcaba se hacían notar. David-El se llevó sus poderosas manos a la cabeza.

-¡Lo ves, lo que te decía!-increpó a Kiara, que permanecía en silencio. Un brillo esmeralda refulgió en sus ojos, herencia de Koriand´r.

Kiara se elevó en el cielo y ascendió cerca de cinco mil metros hasta desaparecer. Había lágrimas en sus ojos, y se mordía los labios con rabia. Sabía que le había fallado.

Mientras tanto, las Fuerzas Rubalcaba se dedicaron a tratar de debilitar el edificio, consiguiéndolo apenas.

-Eso, sí, déjame sólo. Cómo soy el Glorioso y toda esa basura...-insistió alterado David-El, y saltó la tapia. Casi le da un disparo y un ¿pero qué hace? Deténgase. Esta es una maniobra militar, y todo lo demás...

David hizo oídos sordos, mientras se dedicaba a entrar en el Centro Cultural. Abrió la puerta, y extrajo todo lo quemado. Subió a la Biblioteca a comprobar los libros, a pesar de los zambombazos y ráfagas de tiros. Apagó con un extintor los cristales derretidos por armas láser de calor calibrado. No sufrió ningún libro. Si acaso, algún ordenador.

David-El se asomó a la ventana y vio descender una línea roja purpúrea que lanzaba emanaciones de energías. Los soldados de las Fuerzas Rubalcaba se retiraban quemados y doloridos. Los tanques inservibles, y los zambombazos disminuyeron, quedaron abandonados.

-¡Retirada! Nos va a caer una gorda-dijo el capitán- pero hemos luchado con honor.

-Sí, señor. Otro día lo volveremos a intentar.-gritaron los soldados.

Kiara atravesó la cristalera derretida ante los ojos pasmados de David-El.

-Yo-dijo David-El-Yo..., lo siento. No debí hablarte así.

-Ciertamente, yo también soy culpable. Si no te hubiera forzado, la Biblioteca no estaría dañada.

-No ha sido nada, Kiara. Menuda lección a los militares.

Pero Kiara le abofeteó sonoramente a David-El.

-No vuelvas a arriesgarte, Novato. Tu Don no se ha desarrollado. Una bala puede matarte.

David-El se frotó el moflete.

-Ya, ya. De invulnerabilidad, nada. Pero el lunes me echarán la bronca. Hasta es posible que me echen o despidan.

-Lo dudo-terció Kiandra.

-¿Porqué?

-Porque nuestro grupo financia todas las instituciones culturales, incluyendo las demás.Ahí, la familia Rubalcaba, nada puede hacer.

-¿Quién lo dirige en la sombra?-preguntó David-El.

-No quieras saber demasiado de una sola vez. Ten paciencia.

-Claro, Delfa. Descifraré la Máquina Enigma del pasado...

-Vamos a arreglar este estropicio. Después de todo, es sábado.

Y esta vez, como en muchas otras, Kiara no se despidió, sino que ayudó a hacer la ronda a David-El. Había cosas que lo separaban; pero, muchas cosas en común los unía.


No hay comentarios:

Publicar un comentario