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viernes, 24 de diciembre de 2010

Strike! EL NOVATO


Lo dieron en las noticias: un autobús de la L115 de la EMT se había desbocado por los frenos, y había perdido por completo el control. Y lo peor no era eso: por obligación, los vehículos se apartaban, y los peatones se quedaban sorprendidos por la velocidad de crucero del bús. Precisamente, el bús, cambiaría la vida de uno de nuestros héroes.

David L. Lois se había despertado bastante relajado, y se arremolinaba en la cama, sólo para responderse a la pregunta de carencia de compañía femenina. Jamás había tenido éxito con las mujeres; eso sí, lo miraban mucho, y no le extrañaba. Tarzán a su lado podía ser un gigante; pero David L. Lois, al lado del Rey de la Selva, aún aparentaba más colosidad ( y sin presentarse en el gimnasio); lo daban por supuesto. Pero los suponeres y los supuestos siempre se equivocan más de la cuenta.

Después de desayunar un café con sus tostadas, David L. Lois, se dirigió a su empleo. Trabajaba como bibliotecario: la única profesión en la que podía pasar inadvertido, sobre todo, porque David tenía el Don. Se lo había contado una grabación virtual de su tatarabuela Lois Lane Kent: en su sangre circulaba le herencia Kriptoniana de los El. Y sí, nos encontramos en el futuro, unos tres mil años, en donde, España no parece haber cambiado mucho desde la crisis del 2010 y siguientes. Pero nunca lo desveló del todo a sus compañeros. De todas maneras, por esa época, los nativos kriptonianos solían descender a la Península con la convicción de que podrían provocar el despegue económico, tecnológico, político y de recursos de una España dando sus últimas bocanadas de aire. De ahí, que no era raro ver a un kandoriano de pareja con una española, o viceversa.

Hasta ese momento, la L., significaba L.; y, sin embargo, la familia El, decidió ocultar el apellido de la Casa El, hasta llegado el momento. Y ese momento llegó con el autobús desbocado. La alarma cundió por todo Madrid. Desde la Avenida de América hasta la misma Barajas. Y ahí es donde David L. Lois, ejerció de héroe. Bueno, casi, porque por su inexperiencia quería parar el vehículo de transporte frente con frente. Excusó que se iba a tomar un piscolabis en la cafetería del Centro Cultural, para luego desaparecer en un visto y no visto.

-Ahora mismo vengo-dejó registrado.

El autobús atravesó la Avenida de Logroño (un cúmulo de ghettos y suburbios) y se puso enmedio del carril de llegada. El autobús desbocado lanzaba chispas, y rugía como una antigua locomotora, o un AVE estropeado. David L. Lois estaba seguro de pararlo o frenarlo. Mas, en ese momento, un destello anaranjado, casi lo deja ciego, y lo envió a unos doscientos metros de su posición original; y del autobús, ni rastro. Escuchó una voz femenina y agradable, aunque enfurruñada que le replicó:

-¡Novato, no tienes ni (...) idea! No conoces la física, ¿verdad?

Aturdido, David L. Lois, preguntó:

-¿Física?

-Sí, imbécil. Está demostrado que, si tratas de frenar un cuerpo en movimiento, tu Don, no pararía el cuerpo, sino que serías enviado y empujado por la inercia. Es decir, que casi lo estropeas todo, casi. Menos mal que estaba yo aquí, cenutrio.

-¿Ah, eso? La Física de los Superhéroes...

-Cierto, y demostrado científicamente. Anda, levántate, y camina, Lázaro.

-David. Me llamo David.

-David-El. Lo sé. Tu tatarabuelo es una leyenda. Lo que no sabemos es sí desapareció.

-Murió.

-Eso es absurdo.

-Y ¿qué ha pasado con el autobús?

La desconocida señaló un edificio, y en el ático, unas ruedas nerviosas giraban en el aire. Alguien situó el autobús, para que se tranquilizara. Los pasajeros bien, gracias.

-Bueno, bien está lo que...

-...bien acaba.-señaló la desconocida.

-Y a todo esto, ¿cómo te llamas?

-Carezco de nombre oficial. De hecho, nuestro equipo trabaja clandestinamente. La Dictadura Socialista nos mantiene en el ostracismo, porque, según dice, luchar por los deberes y la libertad es antipatriótico.

-Lo serán ellos-comentó David-El.

-Cierto. Pero, con la familia Rubalcaba en el poder, las cosas han cambiado mucho. No hay libertad, y eso se nota.

-Claro, por eso no avanzamos económicamente, y Europa y Estados Unidos hace siglos que salieron de la crisis.

-¿Eres medio kriptoniano, verdad, David?

-Sí, lo sé por mi tatarabuela: Lois Lane Kent. Y ahora, me vuelvo a la Biblioteca. Es lo único que no tocan los socialistas. Un lugar seguro.

Y ambos se despidieron.

-Tranquilo, David-El, nos volveremos a ver. Puedes llamarme Kiara.

-Kiara, sí. También es nombre kriptoniano.

- No, te equivocas. Soy descendiente de Koriand´r, Starfire. Mi tatarabuelo fue Nightwing.

-¡Caray, hubo rollo!

-Más que eso.

Y Kiara ascendió hacia el cielo, mientras exclamaba:

-Recuerda tus orígenes David-El. No ha sido el Destino. Esto debía ocurrir, desde hace mucho tiempo-y en un destello anaranjado, se desvaneció en la lejanía del cielo.

Y, para David-El, El Novato, su vida había empezado, de nuevo. Una vida llena de peligros. porque ahora sabía que no estaba seguro. No había nada seguro. Nada

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