Strike! no comprendía porque tenía que trasladarse a Star City 2, para su entrenamiento. Doc Eckman le sacó de su abismo, y le mostró las ventajas. -Es la manera de aprender a calibrar tu Don, David-El.
Con esa explicación sucinta era suficiente. El Waynejet aterrizó en las afueras de Star City 2, y unos androides de última generación (parecían personas auténticas) fabricados para el Gobierno por la Corporación Wayne, esperaban a los viajeros en unas limusinas negras.
-¿Por qué son negras?-preguntó Strike!
-¿Cómo?-replicó Doc Eckman, distraido.
-Las limusinas, ¿por qué son de color negro oscuro-acero?
-Ah, por nada. A Wayne XXV le encanta el teatro y las novelas de John Le Carrè. Trata de despistar a los agentes del Gobierno de Luthor. Lo siguen durante todo el país. Pero Wayne XXV es tan imposible de atrapar como el agua en las manos. Con la diferencia de que el agua de Wayne XXV es corrosiva, y quema.
-Cuestión de supervivencia, Doc. ¿Hay corrupción en el Gobierno de Luthor?
-Luthor es un pelele en manos invisibles. Cree que tiene todo el poder. El poder para destruir es una ventaja muy pobre.
-Ya. Pero esos discos intentaron matarme.
-No lo intentaron, David-El. Querían matarte. Ya es hora de que el cachorro empiece a defenderse, y que despierte el tigre.
-Prefiero el león, Doc.
-En España no hay leones, Strike!
-Ni tigres.
-Linces.
-Bueno, vale, linces. Soy el lince. El felino más peligroso de la fauna del ecosistema ibérico.
-Ya hemos llegado.
La limusina se paró en un edificio Wayne de metal plateado, que brillaba como la nieve en un día limpio.
-Señores Eckman y Kent.
-Sí, somos nosotros-afirmó Doc Eckman.
-Tomen el ascensor y suban hasta la Cuarta Planta. Allí encontraran la Sala de Estrategia. En el vestuario hay unos trajes especiales para el entrenamiento. El chico empieza el primero. Lamentamos la muerte de su esposa e hijo, Doc Eckman.
-Gra-gracias. Pasó hace mucho tiempo.
-De todas maneras, hemos guardado las composiciones genéticas para una futura restauración.
-¿Ahora “clonar” lo llaman “restaurar”?-preguntó David-El-Lo siento, yo…
-Tranquilo, Strike. Fue una idea de Wayne XXV, y mía. De momento, he decidido no clonar nada.
-Lástima.
-Nada de eso. ¿Ya te has puesto el traje?
-Sí. Me aprieta un poco.
-Ya te acostumbrarás. Entra en la Sala y consígueme una puntuación del Cien por Cien.
-No soy Dios, Doc Eckman.
-Es bueno saberlo. Y ahora, salva la ciudad de robots gigantes invasores.
-Creo que eso estaba bien en los 50 del siglo XX, no del LXV. ¡Cuidado, tío! Ha estado cerca. Prepárate a congelarte con mi superaliento, hojalata.
Con esa explicación sucinta era suficiente. El Waynejet aterrizó en las afueras de Star City 2, y unos androides de última generación (parecían personas auténticas) fabricados para el Gobierno por la Corporación Wayne, esperaban a los viajeros en unas limusinas negras.
-¿Por qué son negras?-preguntó Strike!
-¿Cómo?-replicó Doc Eckman, distraido.
-Las limusinas, ¿por qué son de color negro oscuro-acero?
-Ah, por nada. A Wayne XXV le encanta el teatro y las novelas de John Le Carrè. Trata de despistar a los agentes del Gobierno de Luthor. Lo siguen durante todo el país. Pero Wayne XXV es tan imposible de atrapar como el agua en las manos. Con la diferencia de que el agua de Wayne XXV es corrosiva, y quema.
-Cuestión de supervivencia, Doc. ¿Hay corrupción en el Gobierno de Luthor?
-Luthor es un pelele en manos invisibles. Cree que tiene todo el poder. El poder para destruir es una ventaja muy pobre.
-Ya. Pero esos discos intentaron matarme.
-No lo intentaron, David-El. Querían matarte. Ya es hora de que el cachorro empiece a defenderse, y que despierte el tigre.
-Prefiero el león, Doc.
-En España no hay leones, Strike!
-Ni tigres.
-Linces.
-Bueno, vale, linces. Soy el lince. El felino más peligroso de la fauna del ecosistema ibérico.
-Ya hemos llegado.
La limusina se paró en un edificio Wayne de metal plateado, que brillaba como la nieve en un día limpio.
-Señores Eckman y Kent.
-Sí, somos nosotros-afirmó Doc Eckman.
-Tomen el ascensor y suban hasta la Cuarta Planta. Allí encontraran la Sala de Estrategia. En el vestuario hay unos trajes especiales para el entrenamiento. El chico empieza el primero. Lamentamos la muerte de su esposa e hijo, Doc Eckman.
-Gra-gracias. Pasó hace mucho tiempo.
-De todas maneras, hemos guardado las composiciones genéticas para una futura restauración.
-¿Ahora “clonar” lo llaman “restaurar”?-preguntó David-El-Lo siento, yo…
-Tranquilo, Strike. Fue una idea de Wayne XXV, y mía. De momento, he decidido no clonar nada.
-Lástima.
-Nada de eso. ¿Ya te has puesto el traje?
-Sí. Me aprieta un poco.
-Ya te acostumbrarás. Entra en la Sala y consígueme una puntuación del Cien por Cien.
-No soy Dios, Doc Eckman.
-Es bueno saberlo. Y ahora, salva la ciudad de robots gigantes invasores.
-Creo que eso estaba bien en los 50 del siglo XX, no del LXV. ¡Cuidado, tío! Ha estado cerca. Prepárate a congelarte con mi superaliento, hojalata.
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