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viernes, 16 de enero de 2015

¿Para cuándo algo nuevo?

De la misma especie
Al preguntarme, en ocasiones, sobre la inutilidad de la filosofía, he llegado a una respuesta abierta y desnuda, no es inútil, y en eso estoy de acuerdo con muchos maestros y filósofos profesionales, además de catedráticos y licenciados, en incluso, doctores  (y doctoras) que se han pasado media vida o más, tratando de formular más preguntas, en un círculo vicioso, pero sin agotar los temas, que es probable que se hayan agotado, pero que sirven como herramientas, a la propia armadura y esqueleto de la filosofía, y evitan que la sangre y el organismo interior "muera", por decirlo entre comillas. Sin embrago, aún defendiendo que las respuestas son hipotéticas, además de las relaciones entre las preguntas, las formulaciones, y las palabras de millones de filósofos a lo largo de la Historia, más que preguntarme sobre la inutilidad de la filosofía, cabe preguntarme sobre la inutilidad y la débil y vulnerable naturaleza del ser humano.
En realidad, muchas personas, entre decentes e impresentables, en estos dos grupos, por separado, siempre llegan a la respuesta de que la Humanidad ha de desaparecer y ser aniquilada, por su propia estupidez, que es otra manera o forma de inutilidad. Quienes aportan estas respetables opiniones, han dejado de confiar en su especie, multiplicada a lo ancho y largo de los Multiversos; pero uno ha de preguntarse: ¿Si creamos, merced a los griegos, la filosofía para avanzar, por muchos criterios morales o éticos, que proposición está fallando, para que los seres que pertenecen a género humano, decidan que lo mejor de lo mejor es desaparecer?
Este afán de derrota no nos pone en muy buen lugar. Los derrotismos sólo sirven para perder batallas, hasta que llegan las guerras con todas sus consecuencias. Entonces, ¿esa continua lucha por saber, con el mismo afán, e incluso superior de la destrucción y el acabamiento, el final de la vida en un planeta pequeño, un Sistema Solar sin importancia, y desde luego, nunca ha sido el Centro del Universo, acaso merece que cuatro gatos digan que lo mejor es el final, porque el desenlace y el principio no parecen soportables?
Si empezamos a pensar igual, no me extraña que temamos un final que nadie ha pedido, porque llegamos a esta vida con el don de vivir, pero con una gran patada en el trasero, y luego, un par de bofetadas que te da el vivir diario. ¿Y por eso vamos a rendirnos? Mi dolor no es siempre mayor que el dolor o sufrimiento del otro, porque nuestra naturaleza es la misma. Compartimos, casi, los mismos criterios o valores; pero el desvanecimiento es, por supuesto, el desvanecimiento de estos valores, perjudican a toda la especie, y las otras especies aledañas, es decir, los seres vivos que comparten el mundo y el ecosistema que nos cargamos cada día.
¿Llegará algo nuevo, para nuevas preguntas?

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