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jueves, 8 de enero de 2015

Perfección o imperfección divina

Sophie Dee, creada para realizar a unos pocos afortunados
Al final resulta que con la perfección o imperfección divina de Dios; ese Dios que estudian los teólogos, uno se da cuenta de que se trata marear la perdiz; es decir, que la imperfección no viene del todo de Dios, pero la permite. Y la respuesta se encuentra en uno de los volúmenes, el Volumen 1, de El Libro de Urantia que, bien pensado, está escrito con un conocimiento bizarro de la propia naturaleza de Dios. En realidad, Dios es perfecto en Sí Mismo, pero que permite la imperfección para que estos mismos seres se realicen. Hasta cierto punto, tiene su lógica, y es posible que Aquino y Aristóteles, seguramente, no llegaron a deducir que, como Dios es perfecto, nuestra percepción de Él, es imperfecta. Y es al revés: Dios es perfecto en sí, en su Cosmogénesis, y que permite la imperfección, sin perder su imagen perfecta. Con esto me quedé tranquilo. La explicación me valía, porque, por lo menos, no había que dar más vueltas desde la Lógica, la Teología y la Metafísica.

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