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lunes, 15 de noviembre de 2010

El misterio y la intriga es algo más

El misterio, tal como lo conocemos, se inició con la Filosofía. Suena absurdo, no digo que no. Pero, desde que los griegos empezaron a preguntarse, que demonios significaba vivir, o como se comportaba la Naturaleza, se convirtieron en sus propios detectives. Investigaban sobre sí mismos, sobre la moral, o como se hacía posible alimentar al pueblo, o educar a los jóvenes, para ser hombres de bien y de provecho en el futuro. Entonces, uno de ellos, Sócrates, empezó a no dar todo por hecho. A fin de cuentas, nadie sabía nada, y menos él. Esto no le convertía en más sabio, sino que sus preguntas eran casos a resolver. Cuando llegó el momento de decidir, si las preguntas se volvían necesarias, entonces había llegado el momento de decidir la verdad, y escoger los miles de caminos necesarios, para dar con la respuesta, que nunca llegaba, y se volvía infinita y distinta. Sócrates comprendió que el espíritu de la filosofía, no consistía en dar respuestas, sino en conocerse a sí mismo, y demostrar que la Verdad no es siempre con mayúsculas.




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