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martes, 23 de noviembre de 2010

Hace años todo el mundo habló bien de Lunar Park


Pero yo confieso que la última obra de Bret Easton Ellis ha sido su mayor éxito, y su mayor y más sonado fracaso, en Europa. Sobre todo, en España. Pocos la han leído. No me extraña: es una absurda mezcla o mistificación literaria, de un escritor que es el propio Easton Ellis que, en todo momento, no se identifica del todo consigo mismo. Este Ellis literario es gordo y obseso sexual. A diferencia del Ellis de la realidad, que es delgado tirando a flaco, y con escaso cabello, donde la alopecia no ha tenido piedad. Ellis, en Lunar Park, hace una crítica a su propia literatura, en donde se tira piedras, lo que significa que, en primer lugar, Ellis se ha cansado de escribir, y nos escribe un pastiche, entre Stephen King (El Resplandor), una mezcla de su obra anterior más famosa (American Psycho), y una extraña mezcla de El Muñeco Diabólico, El Exorcista y demás material, que lo ha utilizado malamente. Sin contar con las escenas de sexo, en donde hay a porrillo, en este Ellis personaje, que no deja de drogarse y beber. ¿Es una crítica a la decadente sociedad americana? En cuanto leí las primeras páginas me vi sumido en la perplejidad de la nada que hallaría. Una serie de incoherencias, y un misterio mal llevado. Además, ¿por qué su hija habla como si tuviera diez años, cuando sólo cursa los tres? Para ser un escritor veterano comete errores de principiante (debió darle a la farlopa en su juventud), porque la obra, Lunar Park, es la peor y más confusa novela que he leído. La figura de su padre, un acierto, pero los cambios de decorado, ni en Laberinto. Demasiadas dimensiones. Escrito es magistral, pero pobre el argumento. En vez de Lunar Park, tendría que haberlo titulado Hastío Park. Porque irrita las demasiadas páginas, y el poco talento, muy comercial.

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