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domingo, 14 de noviembre de 2010

Preguntas absurdas, respuestas bobas...

Hubiera añadido una imagen, pero se me ha hecho imposible. En fin, me preguntaba si, cuando se hacen preguntas absurdas, los que llamamos normales, suelen responder porque sí, sin pararse a pensar que pueden ser respuestas dañosas e imprevisibles, incluso si me apuran, de tal componente inverisímil, que se transforma en indigesto. Entonces, uno se pregunta, si la pregunta formulada no era la correcta, o que dicha pregunta no se ha pensado o meditado con anterioridad. He aquí, pues, el dilema: ¿se pregunta adecuadamente, o es que quien formuló la pregunta no había desayunado, y las neuronas se encontraban dormidas, o sencillamente, no era su día? Incluso sucede lo contrario, en cuanto a las preguntas bobas, siempre aparece el típico ingenioso que sabe agarrar la carretilla sin que se caiga el cemento; pero, en ocasiones, esto falla, por el mero hecho de que la pregunta o la respuesta no estuvo meditada con anterioridad. A este error se le llama "humor". Hay personas que lo aceptan, y otras que no (en mi caso, porque, tanto en el colegio como en el instituto, me gastaron bromas muy pesadas, de hechos y de palabras, que provocó que el humor muriese en mi; pero no del todo, pues he aprendido una lección difícil: aprendí a perdonar), pero esos gags o sketches de la televisión y el cine, es un muestrario, no sólo de situaciones y malentendidos absurdos, sino de la formulación de preguntas absurdas y viceversa y de respuestas bobas y viceversa. Una cosa está clara, si el ser humano no riera sus propios errores,aún estaríamos en la Edad de Piedra.

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