La piel, el misterio de la misma. Todos tenemos este envoltorio, que se degrada con el tiempo, por los radicales libres, las impurezas, y la completa invasión del envejecimiento. La piel nos muestra como somos, y lo que nos hace sentir. Las sensaciones y el gusto estético. La piel como escudo o abrigo. Pero un abrigo de piel, de la humana, no nos defiende del frío. Porque nuestra piel carece de abrigo. No nos protege del frío; pero sí nos permite las sensaciones. Y sentir es lo primero. Porque nos convierte en humanos. Incluso los animales, inferiores a nosotros, agradecen las caricias. Pero sentir a la otra persona es una conquista. Y la conquista no es sólo el placer o el deseo, si no un un sentimiento más elevado: el amor. Pero depende más de dos, que de una sola. Porque la piel siente, y nos transmite tanto sensualidad como consuelo. Sin la piel, nos volveríamos locos, en el sentido de no poder comunicarnos. Ya no bastan las palabras, cuando las caricias, ayudan a las personas, y es el remedio para los autistas. La piel, tan clara u obscura, o mestiza o mulata, o roja o amarilla (aunque los chinos y los japoneses son más claros que los occidentales, nosotros); la piel nos describe, y nos convierte en lo que somos: humanos, sencillamente, humanos. Representantes del Universo, pues somos sus manos, ojos, oídos y parte de su Espíritu, en pequeñas dosis.
Eight days a week... I love you
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He perdido a algunas personas muy queridas para mí. John es uno. Se fue
hace muchos años un día como hoy. Le quería y todavía le quiero. Es algo
inevitable...
Hace 12 años
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