Una suerte de símbolo |
La escritura también es la vida. Participa de ella, como si de una colaboración muy íntima se tratara. Al escribir, sé que me estoy descubriendo, no mi "yo" sino mi "se", es decir, que me siento a mí mismo, no como una individualidad, que la hay, sino en lo más profundo de la identidad común, unida al maravilloso universo.
Al escribir, tratamos de comprendernos, y de buscar muchos lugares en el mundo, sobre todo, en este mundo complejo. De hecho, me parece que nos comprendemos menos cuando hablamos entre, sobre y con nosotros, en voz alta, que por escrito. Se ha de ver, por lo menos, que la escritura une, tanto como rivaliza contra nuestras ideas. ¿Quién no se ha arrepentido de escribir unas líneas que no quería escribir, y luego se ha disculpado? Yo lo he hecho; y casi me cuesta la colaboración en un blog, porque cree una polémica. Me dieron el toque; pero no me gusta ir por ahí, matando a personajes de ficción que tanto trabajo me costó crearlos y consolidarlos, darles peso, en fin, que la situación no era el problema, sino el contexto.
Pero, claro, en la prensa sucede lo mismo. El editor al publicar una noticia, que es posible que no sea falsa, pero ha perjudicado la imagen de un político o de un famoso, al día siguiente de publicarla, ha tenido que rectificar, disculparse y echar la bronca al pobre periodista que, de seguro, se quedará de patitas en la calle, y las calles, ya se sabe, en invierno, son muy frías.
Por eso escribir forma parte de nosotros. Poco importa si Mercurio nos enseñó las ciencias, Atenea a hablar, Prometeo la capacidad de aprender y comunicar conocimientos, y una multitud de dioses, la manera de comportarnos según nuestros criterios, y con derecho a equivocarnos (de lo contrario, no seríamos libres), porque la escritura es nuestra bendición, y nuestra maldición.
Desde que se utiliza políticamente como un lenguaje de control, está claro que, esa libertad que creemos existe, se ha diluido como el humo, o se ha evaporado como el agua. No. Ahora somos esclavos de un lenguaje y unos mensajes prefabricados; pero la escritura no deja de ser un arte de la vida.
Y siempre hay algo más.
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