El sonido del silencio |
Tanto la escritura como la lectura tienen sus propios sonidos, y eso significa que también se complementan. Si la música tiene ritmo, la escritura necesita el suyo propio, al igual que la lectura. Si habéis oído hablar de la armonía de las esferas, o del ritmo del Universo, está claro que el sonido, que suele ser rítmico y equilibrado, sugiere su propio sonido, su música y su composición.
En las composiciones poéticas, el ritmo es necesario, porque hablamos de una característica oculta e íntima del poeta, que puede escribir para desahogarse o para poner verde al tendero que le ha timado en el cambio, o decir cuatro palabras bien dichas al politicastro de turno.
En la narrativa sucede lo mismo. Con el sonido, el ritmo, la cadencia, es posible expresar muchas cosas; pero se ha de tener en cuenta que, al escribir narrativa, hay que afinar, y ser sutil y creativo, porque puedes escribir una cosa, y en el contexto significa otra. Para evitarlo, corrige el cuento, y arréglalo al final, para evitar tensiones y malentendidos. Por cierto, a la hora de ser creativo eres libre, pero cuidado con los explosivos literarios: los daños son más que colaterales.
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