Parece una visión |
Las profecías no son siempre de fiar, hasta que se cumplen. Pero no confío en las visiones, que, por lo visto, suelen ser más dudosas, porque pueden suceder, pero, por ejemplo, hay personajes que trabajan para que se cumplan. Son malintencionados, y buscan, sobre todo, que dichas visiones se hagan reales. Por lo visto, la situación es más compleja.
Las visiones no nos aclaran las cosas. Cuando se cumplen, está visto que no somos conscientes de nuestra pequeñez. Que otros deduzcan, porque por mucho que digan que las visiones son intuiciones, en realidad, son deducciones, a partir de acontecimientos del pasado. De hecho, hay visiones prefabricadas, visiones preprogramadas, de las que no somos conscientes.
Otro asunto bien distinto, es tratar con mancias para averiguar el futuro. Nadie se aprende la lección de que el futuro nos lo creamos nosotros, y tal vez, depende del ambiente en el que crezcamos. Nuestro propio Destino somos nosotros, y eso es lo que importa.
Por otra parte, está de moda, por lo visto, demostrar que nuestro mundo es un gran programa virtual. Puede serlo, y lo es; pero depende de nosotros ser libres, aún sabiendo que nuestras libertades valen su peso en oro. Un oro intangible que no nos pueden arrebatar.
Y si permiten estas informaciones, significa que se debe, sobre todo, no a que despertemos, sino que despertemos de una vez. Después de todo, las visiones liberan, pero está visto que la programación ha sido ideada para que despertemos, porque en toda programación, siempre hay un fallo.
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