Evocando otro asunto muy distinto |
Cuando uno lee, por poner un ejemplo sencillo y conocido, Don Quijote está claro que el autor trata de evocar tiempos antiguos, que ya han sucedido, en la vivencia del propio Caballero. Don Quijote evoca, de alguna manera, o de muchas, que el lenguaje y la escritura se funden para mostrar, no sólo la fantasía del propio hidalgo, sino, además, su cultura y fantasía, y su intención de que, en este caso, el propio hidalgo crea su mundo.
Cervantes logró un personaje más real que los otros, porque es coherente consigo mismo. En ningún momento niega su fantasía, o se expresa como en tiempos medievales, algo pomposos, pero medievales, porque el propio Cervantes, evoca esos tiempos. Cervantes sabía que, así, la realidad puede ser evocada por la escritura. Si se hace bien, es un regalo para el lector.
La evocación con la escritura consiste, también, en describir, con palabras, lo que se ve, o se observa. También es posible con los pensamientos y reflexiones. Y hay millones de combinaciones simbólicas y estilísticas para lograrlo.
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