De Torres-Dulce a la amargura

Otro tipo de Justicia

Cuando la política aprovecha la justicia de este país para beneficiarse de sus ventajas, y fastidiar al ciudadano, deja de serlo. Hay más: precisamente, aquellos que son castigados, suelen ser inocentes, y quienes cometen la falta gorda, siguen libres y contentos, y con la sonrisa de reírse del ciudadano, que ha confiado en ellos, hasta tal punto, que ya el ciudadano está hasta la coronilla. Claro que, de la dimisión del Fiscal del Estado, Torres-Dulce, se debe a su comportamiento algo ligero con la obsesión de Mas por la consulta catalana, y el consejero de la Generalitat, que se dedicó a informar a los periodistas, porque ya tenía el terreno abonado. Torres-Dulce no se presentó, pero debería haberle cantado las cuarenta al imbécil independentista que, por otra parte, lo hizo para dañar al Fiscal del Estado. No lo previó, pero la jugada fue inteligente, para ese tonto de turno que acepta que los Pujol se lleven la pasta de todos los españoles, y se queda contento, como si hubiera mamado un lápiz, o alguna otra cosa que, desde luego, es más blanda, se endurece y expulsa. Una lástima la laxitud del Gobierno, y el descontrol que hay.