Desseable, por supuesto |
Las ensoñaciones y las expectativas, cuando son demasiado exageradas, no tienden a cumplirse, porque se encuentran más allá del límites, y eso es trágico y dramático, porque, si se ensueña demasiado, por mucho que Don Juan admita a Castaneda, que el universo da, también quita. Para los soñadores, las expectativas son ilimitadas, hasta que se dan el gran batacazo con la realidad, porque no funciona de la misma manera. Es posible desear con fuerza, pero también, si una casualidad se tuerce, está claro que la catástrofe se cierne sobre esos mismos deseos. Por eso, se ha de tener un control sobre los pensamientos, porque el deseo sin control, en ocasiones, no sirve de nada.
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