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viernes, 19 de diciembre de 2014

Si dejamos de ser, ¿en qué nos convertimos?

Desnuda y sin ego
Tanto la filosofía oriental o asiática y la occidental acuerdan que la destrucción del ego es vital para poder crecer y desarrollarse como persona. ¿Hasta qué punto pueden estar equivocadas ambas? Si el ego, que es el yo, evidentemente, la persona pierde la fuerza que la identifica y la distingue como tal. Si se trata de eliminar al ego, al yo negativo, entonces destruimos la capacidad de lucha.
Lo veo cómo si se le elimina un programa al ordenador. No funciona igual, hasta tal punto que no es el mismo. Sus limitaciones aumentan, y tiene la sensación de que no funciona como antes, o que las tareas se han modificado. Si ese núcleo del programa original, cabe la posibilidad de que funcione mejor, pero le falta algo. Al ego no hay que eliminarlo, ni destruirlo. Sólo vencerlo con acuerdos, con tratos, porque sin el ego, todo aquello en el que el ser humano a progresado, quedaría bloqueado en una mística que será falsa, y una filosofía falaz. 

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