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lunes, 29 de abril de 2013

La ciudad duerme

Frank Yerby murió hace más de una década, pero nos ha dejado obras como Mientras la ciudad duerme y le han tachado las personas de color, es decir, afroamericanos, de no defender los derechos de su propia raza (tiene sangre negra e irlandesa en sus venas) y escribir sobre los blancos. Pero, en los últimos años se dedicó a paliar esas críticas con novelas sobre la negritud y la descripción de ambientes que elevaban la autoestima de un pueblo tan maltratado en los USA, pero que va obteniendo sus valores.
Esta novela trata sobre un tahúr que quiere medrar. Se dedica al juego, y se enamora, pero no gradualmente, de una mujer de alta sociedad que le odia más que le ama. Se trata de una crítica a la sociedad americana, tan elitista, y Yerby lo ilustra con una magnífica prosa. No es uno de sus mejores trabajos. Se nota que se ha documentado sobre la América del Oeste, de los bajos fondos de Nueva Orleans, y la alta sociedad de hace un par de siglos.
Reconozco que Yerby supo documentarse, pero, por ejemplo, los personajes negros secundarios, no están profundamente descritos. Son sólo anécdotas, y esto se le ha criticado mucho. Pero yo soy de los que piensan que cada maestrillo tiene su librillo. De hecho, cuando encontré este libro, recordé que el personaje de Fox, el tahúr y aventurero que logra elevarse de los estratos de su clase (pues no es noble, desde luego, pero sí culto) es el instrumento de Yerby para narrar una anodina historia de amor, ambientada a finales de 1882, y poner las cosas en duda, en una sociedad, la del Sur, demasiado pagada de sí misma.
Y, como no, la relación de Fox con una dama de esa sociedad que no le ama, pero que acepta la unión a regañadientes, con un aventurero como él, y que ella no tardará en odiarle aún más, hasta que reconoce que ella es peor; y Fox le abre los ojos.
Al principio parece una novela de aventuras, pero luego uno se da cuenta de que la novela se desarrolla en otros cauces. Por otra parte, la traducción es bastante buena, aunque el ejemplar que tengo es bastante viejo, de finales de los 70s y principio de los 80s. Frank Yerby se puede decir que fue un autor de bestsellers modesto. Consiguió vender muchos, pero es un escritor de segunda división, y eso no le ha importado. En un mundo en el que cuentan más las ventas del producto que el auctor leer una novela que no es del todo muy profunda, merece quitarse el sombrero. Pero Yerby se deja leer, y uno queda fascinado por el control y riqueza de su prosa, la documentación del slang sureño, y los giros de los diferentes círculos de una sociedad en decadencia. Aconsejable.

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