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viernes, 8 de abril de 2011

Buena cabeza, la del Juez


Insistió una y otra vez, pero se negaban. No era gran cosa, pero sí importante. Ese favoritismo de enriquecer a unos pocos, que han empezado a trabajar desde el vientre de sus madres, para luego repartirse el pobre pecunio de los parados, es, desde luego, quitar de un lugar necesario, para los vicios de los otros. Cena en una buena marisquería, dietas de precios desbordados, regados con caldos de lujo, mientras se reían de sus ocurrencias. Mientras tanto, los parados sin currar, y los ERE permanecían en Actas que nadie se atrevería a pedir. Pero, mientras tanto, sus bocas se deleitaban con alimentos de calidad, gargantuescas comilonas, y otros, que no pueden o no tienen los medios para acercarse al poder, o poder enchufarse al chollo, pobres parados, ni podían cobrar, ni el alimento llegaba a sus maltrechas economías. Y estos, defendiéndose, los que cobran los falsos EREs, sabiéndose con pasta de por vida, y con lujos inalcanzables para la mayoría de los mortales. Por lo menos, el Juez tuvo buena cabeza: las Actas. Que no, que no hay Actas. Todo es un infundio de los populares. Las Actas, insistió el Juez, contra la corrupción. Entonces, repitió, o la Guardia Civil. Está bien, está bien; pero que conste que estoy limpio. Eso ya se verá en las sesiones del juicio y su imputación. Buena cabeza, desde luego.

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